- La España de Felipe II


Capítulo 22. Población


POBLACIÓN, EVOLUCIÓN Y MOVIMIENTOS MIGRATORIOS


LA POBLACIÓN EUROPEA. Datos de población en el 1600:

La población española era escasa frente a Alemania, Francia o Italia, que tenían un número de habitantes muy superior. En cuanto a densidad de población, España ocupaba el último lugar entre los países considerados, mientras que Holanda se colocaba a la cabeza. 


LA POBLACIÓN ESPAÑOLA. La población aumentó entre 1530 y 1594. A partir de este año y en los 50 siguientes, el número de habitantes entró en declive, con excepciones, como Sevilla, que se mantuvo estable, y Murcia, Cádiz y La Coruña, que crecieron. 

Composición de la población en algunos territorios













Resumen: Población rural y urbana en estos territorios

Resumen: Composición social en estos territorios



La proporción de población rural y urbana era del 75% y 25%, respectivamente. España era un país agrícola. La proporción por composición social era del 88% de pecheros (pueblo llano), 9% de hidalgos (nobleza en general) y 3% de clero. Las conclusiones son claras: una población eminentemente rural con unas minorías privilegiadas que no llegan al 15%.

La población urbana aumentaba conforme avanzamos hacia el sur:  15% en el Norte (incl. Reino de León), 20% en las dos Castillas y Extremadura, 50% en el Reino de Murcia, 50% en Andalucía Occidental.

El número de pecheros también aumentaba si vamos hacia el sur: en Asturias el 40%, meseta norte el 85%, en Castilla la Nueva el 89% y desde Extremadura hasta Andalucía occidental más de un 94%.

La mayoría de las ciudades estaban poco pobladas, con las excepciones de Sevilla, Granada y Toledo, en la Corona de Castilla, y de Valencia y Barcelona, en la de Aragón. Pero, aunque poco habitadas, las ciudades de Castilla tenían un papel político relevante: Valladolid era cabeza de Chancillería y del Supremo Tribunal de Justicia al norte del Tajo, Salamanca era el foco cultural de España. El Supremo Tribunal de Justicia al sur del Tajo estaba en Granada. La población de Toledo igualaba a las de las dos Asturias juntas. La población de Sevilla era casi la de Galicia. 

Tipos del siglo XVI


EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA. La población española llegó a los 8 millones de personas a finales del siglo XVI. Castilla tenía unos 5 millones de habitantes a mediados de siglo y la Corona de Aragón 1,5 millones, con superficies que eran, respectivamente, de 355,000 km² y de 110,000 km² y unas densidades de población parecidas en los dos casos, en torno a los 14 h/km². 

La población castellana crecía desde 1445, con algunas desaceleraciones poco significativas, y siguió este ritmo en el siglo XVI. Castilla tenía 4,485,389 habitantes en 1528-1536 y pasó a 6,617,251 habitantes en 1591; lo que suponía un crecimiento en 60 años de 2,131,862 personas y un porcentaje del 47,52%; la tasa anual de crecimiento era de 7,66 por 1,000 ó 34,384 personas. Una merma del 10% tuvo lugar a consecuencia de la peste bubónica de 1596 a 1602. Castilla era de lejos la zona de España más poblada y la que mayores crecimientos experimentó.

El número de bautizos de 9 poblaciones de Valladolid en 1570 fue el más alto del siglo. La misma tendencia se apreciaba en Segovia, con un momento álgido entre 1561 y 1570. Por estas fechas, en Castilla, de 370 relaciones de población, 234 (63,24%) presentaban incremento, 37 estancamiento y 99 (36,75%) una baja. Uno de los motivos de aumento de población castellana es la llegada de familias moriscos provenientes de Granada a partir de 1571. 

El censo de Aragón de 1495 era de 1,471 lugares y 51,540 fuegos, o sea 257,700 habitantes. En 1603, se llegaba a los 70,984 fuegos, o sea 354,920 habitantes, según un censo que se hizo para saber el número de moriscos, cuando ya se comenzaba a plantear su expulsión. Un crecimiento muy elevado, de casi 90.000 personas, un 33%.

En Catalunya el crecimiento poblacional se produjo desde finales del siglo XV hasta comienzos del siglo XVII. El censo de 1497 era de 55,541 fuegos, es decir 277,705 habitantes. En 1515 tenemos la cifra de 59,435 fuegos, es decir, 297,175 habitantes. En 1553 eran 66,719 los fuegos y 333,595 los habitantes. Los máximos de nacimientos se produjeron entre 1586-1590 en Girona, en 1596- 1600 en Palamós, en 1611-1615 en Barcelona, en 1616-1620 en Vilafranca del Penedés y seguramente en 1626-1630 en Lleida y Tarragona. "Toda Catalunya está habitada; por ningún camino se pueden caminar tres o cuatro leguas sin encontrarse villas o lugares, o por lo menos, casas y buenos hostales", escribía el jesuita P. Gil en 1600. "El principado de Cataluña (...) es tierra pobre de ciudades populosas, pero muy poblada de caseríos", manifiesta Francesc de Gilabert en 1616. Y Esteve de Corbera decía refiriéndose a 1620-1630: "están casi todas las montañas de Cataluña habitadas y cultivadas (...). Toda ella parece una misma población, porque apenas ay distancia notable sin ella". 

El censo de Valencia entre 1565 y 1572 era de 67,075 fuegos o 320,375 habitantes. En 1609 había 96,731 fuegos ó 483.655 habitantes.

En el País Vasco los datos son poco fiables. Un cálculo prudente arroja en Vizcaya en 1530 65,000 habitantes; 72,500 habitantes en 1591; en Guipúzcoa en 1530, 67,500 habitantes, y en 1591 75,000 habitantes. Alava tenía 11,386 fuegos ó 56,925 habitantes en 1557 y 13,488 “vecinos” ó 67,440 habitantes en 1599.

En Navarra había 30,833 fuegos ó 154,165 habitantes en 1553 y 157,505 personas en 1587.

Para toda España:

Población 1530: 5,721,870 habitantes

Población 1581: 8,120,337 habitantes

Crecimiento: 2,398,467 habitantes

Crecimiento anual: 38,684 habitantes

Crecimiento porcentual: 41,91%, una cifra muy elevada.

Como vemos en cuadros anteriores, la población se agrupa de forma desigual en los distintos territorios; los hay más poblados y los hay menos. En 1559 el Consejo Real elaboraba un informe en el que hablaba de la “carencia de gentes... la más grave que se ha visto nunca en este reino” y aconsejaba que se trasladasen personas de los lugares excedentarios a los lugares con poca población.


MIGRACIONES INTERIORES. También se produjeron algunas migraciones interiores, como la que hicieron castellanos y gallegos hacia Andalucía, atraídos por la bonanza económica del monopolio que mantenían Sevilla y Cádiz por el comercio con América. En el siglo XVI Sevilla duplicó su población. En Galicia la emigración interior se dirigió especialmente a la zona de la desembocadura del Miño.

La expulsión de los moriscos de Granada, tras la crisis de las Alpujarras, hizo que de 70 a 80.000 familias emigrasen a Valencia y a Castilla.

Los Pirineos catalanes sufrieron una sangría de población, que marchó al llano y a las zonas costeras buscando nuevas oportunidades; esta tendencia se mantendrá en los siglos XVII y XVIII. Las zonas de montaña llegaron a perder más de la mitad de la población y algunas localidades del llano triplicaron sus habitantes.


MIGRACIONES EXTERIORES. La emigración a América fue la más importante de las emigraciones externas. La crisis que se vivía en España facilitaba que muchos españoles marcharan a buscar nuevas oportunidades al Nuevo Mundo. En la primera mitad del siglo XVI salieron rumbo a América 15,000 españoles, según el Registro del Archivo de Indias, pero muchos se marchaban clandestinamente sin haber sido registrados, por lo que es de suponer una cifra mucho mayor, que se puede calcular entre 120,000 a 150,000 personas hasta mediados del siglo XVI y en unas 250,000 a finales de siglo. Los emigrantes a América eran sobre todo extremeños y andaluces y abundaban entre ellos las gentes de mal vivir y aventureros de todas clases. Cervantes cuenta en “El celoso extremeño” que América era la iglesia de los rebeldes y el refugio de los asesinos.


LA INMIGRACIÓN. La baja cualificación profesional de los españoles de la época facilitó la llegada de profesionales extranjeros. España estaba muy mal dotada de artesanos, los judíos habían sido expulsados a finales del siglo XV y la presión sobre los moriscos era muy grande. Por este motivo, nuestro país recibió una inmigración extranjera, siendo la más numerosa la procedente del sur de Francia a partir de la segunda mitad del siglo XVI, que aportaba expertos agricultores (muchos de ellos se establecieron en Catalunya) y buenos artesanos. Otro colectivo, muy poco significativo numéricamente pero muy relevante desde el punto de vista económico, fue el de comerciantes genoveses y franceses.

Tipos del siglo XVI




POBLACIÓN DE ALGUNAS CIUDADES A MEDIADOS DE SIGLO.

CORONA DE CASTILLA.


A destacar el caso de Huete, un núcleo de población más bien pequeño, con 1,323 habitantes, pero que tenía a su cargo un territorio con 11,828 vecinos. Era el segundo lugar más importante de esta zona de Castilla después de Toledo. En la meseta norte, Ávila no tenía industria textil como Segovia, ni era sede de la Chancillería, como Valladolid, pero albergaba a 16,000 personas en su territorio. Las ciudades más pobladas eran Toledo, Granada y Sevilla.