- La España de Felipe II
Capítulo 23. Cultura, Ciencia y Tecnología
LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA, A LA COLA DE EUROPA
CIENTÍFICOS EUROPEOS POR PAÍSES (según John Gascoigne)
La investigación científica en España no tendría en el siglo XVI el mismo empuje que en otros países. |
LA CIENCIA EN ESPAÑA: UN PAÍS EN TINIEBLAS. La investigación científica en España no tendría en el siglo XVI el mismo empuje que en otros países. De hecho, es una época de estancamiento. Las anquilosadas estructuras económicas y sociales responden a una sociedad medieval y no necesitaban de la ciencia, con lo que de esta forma sellábamos un atraso multisecular para los tiempos venideros. El fracaso de la Comuneros de Castilla, 1521, paralizó lo que podría haber sido un país moderno, a lo que hay que añadir la persecución de los judioconversos, de los moriscos y de los protestantes, portadores de nuevas actitudes y nuevas ideas. La actitud retrógrada de las clases dominantes, con la Iglesia católica y su monarquía a la cabeza, son la causa de que el país se mantenga en las tinieblas en esta centuria y en las que le siguen.
Algunas mentes se salvan del desastre general. En medicina, el belga Vesalio tenía una gran experiencia profesional gracias a la disección de numerosos cadáveres, con lo que presentaba una actitud que ya no tenía que ver con la letanía de Galeno e Hipócrates. Salvó la vida de Carlos, hijo de Felipe II, cuando cayó por una escalera y se lastimó en la cabeza. Juan Valverde de Amusco fue su continuador en España. Otros médicos, como Andrés Laguna, el converso Francisco López de Villalobos, Luis Mercado y Luis Lobera de Ávila mostraron su interés por la experiencia y la práctica. Cristóbal de Villalón escribe: “¿Por qué tengo yo de creer cosa que primero no la examine en mi entendimiento? ¿Qué se me da a mí que los otros lo digan, si no lleva camino?” Y añade: “Soy yo obligado, porque mi padre y mi abuelo fueron necios, a sello?”
Miguel Servet fue el descubridor de la circulación pulmonar. A mediados del siglo, varias universidades españolas crearon una cátedra de anatomía: Valencia, Valladolid, Salamanca y Alcalá de Henares.
En la Universidad de Salamanca se leía la teoría heliocéntrica de Copérnico, siendo quizá es la única universidad europea en que esto sucedía en el siglo XVI. La norma general fue considerar esta teoría como sacrílega y contraria a las enseñanzas de la Biblia, fuera en universidades católicas o protestantes. Diego de Zúñiga, que estudió en Salamanca, fue el mayor defensor de Copérnico en España, tanto que su nombre aparece al lado del científico polaco en la condena que hizo Roma en 1616.
APORTACIONES ESPAÑOLAS A LAS CIENCIAS. Algunos descubrimientos científicos importantes de la época se deben a españoles. El descubrimiento de América fue un buen incentivo en este sentido. Martín Cortés de Albacar descubrió la declinación magnética de la brújula y situó el polo norte magnético en Groenlandia. Alonso de Santa Cruz inventó la carta esférica o proyección cilíndrica. Sebastián Izquierdo inventó el cálculo de la combinación y la permutación. Juan Caramuel inventó el cálculo de probabilidades. Pedro Nunes descubrió la loxodrómica e inventó el nonio. Andrés Laguna destacó en el campo de la medicina y la farmacología. La Condesa de Chinchón descubrió los poderes de la quina contra las fiebres y la malaria.
En el campo de la economía tenemos a Saravia della Calle, autor de una teoría de los precios; Martín de Azpilcueta, la primera teoría cuantitativa del dinero; Tomás de Mercado, una teoría sobre el cambio internacional.
David Goodman explica que Felipe II apoyó las ciencias aplicadas (medicina, ingeniería…) pero olvidó las ciencias puras, con lo que castró el desarrollo científico del país: Felipe II dio "su patronazgo a las ciencias suministrando dinero, creando nuevos puestos, atrayendo hombres de talento a su corte, ejerciendo su poder político y tomando un gran interés en la detallada ejecución de sus proyectos" científicos, pero que su apoyo "no se había encaminado directamente a las ciencias puras. Por grande que fuese su interés en éstas, y preciado el consuelo de su biblioteca científica en sus pocos momentos de asueto, hizo poco por impulsar el estudio de las ciencias puras.
“En su lugar se concentró en esfuerzos para promover las ciencias aplicadas. Tomó medidas para conseguir mejores médicos y cirujanos (...); para asegurar la competencia de los farmacéuticos; para buscar poderosas nuevas medicinas en las Indias; y para salvaguardar la defensa de sus dominios mediante habilidosos y competentes ingenieros, procedentes, si era preciso de Italia, pero en su momento, esperaba, del interior de la Península".
La realidad americana llevó a proyectos relacionados con la geografía y la ingeniería naval. La Casa de Contratación de Sevilla, fundada en 1503, creó una escuela náutica en la que se recogieron los avances en las descripciones geográficas de las nuevas tierras que iban descubriendo. A ella acudieron grandes personalidades españolas y extranjeras, como es el caso de Américo Vespucio.
Nuestros navegantes habían hecho proezas antes nunca vistas: descubrimiento de América por Cristóbal Colón, circunvalación del globo terrestre por Elcano… En 1519 se publicó la “Summa de Geografía”, de Martín Fernández de Enciso, “de todas las partidas et provincias del mundo, en especial de las Indias”.
A mediados del siglo Pedro de Medina publicó el “Arte de navegar”, una guía de navegación hacia el Nuevo Mundo que fue traducida al francés, italiano, inglés, alemán y holandés, que trata de “todas las reglas, declaraciones, secretos y avisos que a la buena navegación son necesarios”. Otras obras de relieve fueron “Problema y secretos maravillosos de las Indias”, de Juan Cárdenas y “Cosmografía nueva”, de Fernán Pérez de Oliva.
En 1552 se creó la cátedra de Cosmografía en la Casa de Contratación de Sevilla. En 1581 se convocó un debate sobre ingeniería naval entre varios expertos, donde se habló de las dimensiones y características de los nuevos galeones reales.
España tenía el imperio marítimo más grande de la Historia. A Felipe II se le planteaba el problema de disponer de cartas de navegación adecuadas e instrumentos astronómicos para que el arte de navegar fuera lo más preciso y científico posible, en el que el tema de la declinación magnética era uno de los temas centrales.
En 1583 se creó la Academia de Matemática con el objetivo de formar cosmógrafos, la primera academia de estas características de Europa, que fue dirigida por Juan de Herrera y en la que se tradujeron al castellano obras de grandes científicos de la Antigüedad, como Euclides, Arquímedes, Teodosio y Apolonio. Por otra parte, había que resolver problemas de gran calado, como que el Tratado de Tordesillas dividía desde 1494 las posesiones españolas y portuguesas con una línea que se establecía a 370 leguas al oeste de Cabo Verde y había que tener la seguridad por dónde pasaba esta separación. El monarca financiaba cuatro cátedras en esta academia y las enseñanzas se impartían en castellano y no el latín.
Felipe II hizo traer de Milán códices de ingeniería de Leonardo da Vinci, mucho antes de que el italiano fuera reconocido internacionalmente. El cosmógrafo real Rodrigo Zamorano escribió “Cronología y Repertorio de la razón de los tiempos”, compuso una Carta de Marear, un Compendio de navegar y tradujo obras de Euclides. El monarca se interesó por la construcción de barcos a vapor que proyectaba Jerónimo de Ayanz y Beaumont, una postura muy avanzada para su época.
Durante su reinado se realizó una descripción topográfica de España y un mapa geodésico. Las famosas “Relaciones topográficas” recogen los lugares de la geografía española, basándose en 57 preguntas a las autoridades locales. También, Feipe II encargó al pintor Anton van den Wyngaerde que hiciera una serie de bosquejos de las ciudades castellanas más importantes.
El castillo de Simancas se convirtió en archivo de documentos del Estado y, con el tiempo, sería uno de los más completos del mundo. En 1567 Felipe II encargó a Jerónimo de Zurita que reuniera documentos de Castilla, Aragón e Italia y los depositara en el archivo de Simancas.
Aunque la educación pública era prácticamente inexistente, Felipe II creó la Inspección Escolar en enseñanza primaria, por la que unos funcionarios recorrían las escuelas del país comprobando si los maestros «hacen bien su oficio, y si son aptos para dicho arte».
Hacia 1587 Felipe y las Cortes de Castilla ordenaron a las ciudades castellanas que "se leyesen las ciencias de las matemáticas, a fin de que con ellas se habituasen los hombres en las cosas pertenecientes a buenos ingenieros, arquitectos, cosmógrafos, pilotos, artilleros y otras artes dependientes de las dichas matemáticas", pero ninguna ciudad hizo caso.
Por otra parte, el monarca se interesó por recopilar la historia de los pueblos indígenas de América, tal como lo explicaba al Virrey de México: «Os encargamos que con diligencia os hagáis luego informar de cualquiera persona, así legas como religiosas, que en el distrito de su Audiencia hubiesen escrito o recopilado o tuvieren en su poder alguna historia, comentarios o relaciones de alguno de los descubrimientos o conquistas, entradas guerras o facciones de paz y de guerra, que en esas provincias o parte de ellas hubiese habido desde su descubrimiento hasta los tiempos presentes, asimismo de la religión, gobierno, ritos y costumbres que los indios han tenido y tienen, haciendo buscar lo susodicho en los archivos, oficios y escritorios de los escribanos, y lo que se hallare originariamente, si se pudiere y si no la copia dello, daréis órdenes como se nos envíe en la primera ocasión de flota». Francisco Fernández estudio la fauna y flora mexicanas. También creó un gabinete de Alquimia con sede en El Escorial.
GRAN INTERÉS POR LAS PLANTAS MEDICINALES. En 1573 Felipe II encargó al médico morisco Alonso del Castillo que elaborara medicamentos siguiendo las fuentes árabes, pero como la posición de los moriscos en Castilla era cada vez más crítica (y acabó en su expulsión a comienzos del siglo XVII), el tema no prosperó.
A Felipe le interesaron sobremanera las plantas medicinales. Desde 1557 en España se importaba gengibre y otras plantas que podían ser utilizadas en la medicina, en 1564 se creó el cargo de “destilador real de esencias” en el herbario de Aranjuez y en Madrid y en San Lorenzo se crearon farmacias reales.
En 1570 encargó al médico real Francisco Hernández que fuera a América a buscar plantas medicinales; este trabajo duró 5 años y constituyó la aportación científica más importante del reinado de Felipe II, pero la valiosa y muy abundante información que trajo el doctor Hernández quedó almacenada en El Escorial: no había dinero para publicarla.