- La España de Felipe II

Capítulo 24. Religión


EL CONCILIO DE TRENTO: EL CATOLICISMO TAL COMO HOY LO CONOCEMOS


El Concilio de Trento se desarrolló en 25 sesiones entre 1545 y 1563, un total de 18 años. Tuvo varias etapas y de ahí su larga duración. Fue un caso excepcional, ya que no era habitual un cónclave tan dilatado.

Se convocó como respuesta al avance del protestantismo en Europa, con el objetivo de redefinir la doctrina católica en varios temas, como la Biblia, los sacramentos, la autoridad del papa, la prohibición del casamiento de los sacerdotes, los seminarios y otros. Trataba de defender todo aquello que los protestantes habían rechazado: presencia de Cristo en la Eucaristía, salvación por la fe y las obras, los sacramentos, el culto a la Virgen María y a los santos. 

El concilio reafirmó su apoyo a la Inquisición y creó un Índice de libros prohibidos que hizo que muchas publicaciones tachadas de heréticas acabaron en la hoguera.

En tiempos de Carlos V los nobles alemanes, protestantes y católicos planteaban ya la necesidad de un concilio para intentar acercar posturas. En 1529 el papa aceptó la propuesta, pero el rey francés Francisco I no estaba de acuerdo y el tema se pospuso.

El Concilio de Trento se desarrolló en 25 sesiones entre 1545 y 1563, un total de 18 años.


UNA PRIMERA FASE ACCIDENTADA, 1545-1549. Paulo III (1534-1549) retomó con fuerza la idea de un concilio. En un principio, creía que podía ser un instrumento para reconciliar a protestantes y católicos, pero, según avanzaban las cosas, desechó la idea.

Finalmente, en diciembre de 1545 este Papa convocaba el Concilio de Trento, que transcurriría en tres etapas con sus correspondientes interrupciones, coincidiendo con el mandato de tres papas: Paulo III, Julio III y Pío IV.

La convocatoria fue accidentada, ya que muchos altos miembros de la Iglesia eran contrarios, los nobles protestantes alemanes se oponían y Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia no tomaron la idea con mucho entusiasmo. Carlos V estaba disgustado por que el Papa no se ponía de su lado en su eterno conflicto con Francia. La primera fase duró hasta 1549.


UNA SEGUNDA FASE INTERRUMPIDA, 1551-1552. Muerto Paulo III en 1549, el nuevo papa, Julio III, se propuso reabrir el concilio con el apoyo de Carlos V. Las sesiones se reanudaron de nuevo en mayo de 1551 pero se tuvo que interrumpir al año siguiente. Mauricio de Sajonia, hasta entonces un aliado fiel a Carlos V, se pasó al bando de los protestantes, avanzó con sus tropas por el Tirol, acercándose a Trento. En estas circunstancias, en abril de 1552, lo más prudente era suspender el cónclave. 

En 1555 fue elegido papa Paulo IV, que no era partidario de continuar con las sesiones, al contrario que Felipe II, que pedía insistentemente al Vaticano que volviese a convocar el concilio. 


UNA TERCERA FASE, FINAL, 1562-1563. Se abrió la tercera fase gracias a que se firmó la paz de Cateau-Cambresis con Francia y al cambio en el papado. Había muerto Paulo IV y Felipe dio instrucciones a su embajador en Roma para que influyera en que fuera elegido un nuevo Papa partidario de reanudar el Concilio de Trento. Así fue, se nombró a Pío IV y el Concilio se reabrió, aunque con algunos retrasos porque el emperador Fernando I y Francisco I de Francia querían cambiar la sede. Se intentó la presencia de los protestantes alemanes, pero su oposición fue total. Se les concedía derecho a voz pero no a voto, porque estaban excomulgados, lo cual no animaba mucho a asistir.

Finalmente se reanudaron las sesiones en enero de 1562 y ya no se interrumpirían hasta su clausura en diciembre de 1563. Los teólogos y prelados españoles e italianos fueron los más numerosos en todos estos años, mientras que la actitud de los religiosos franceses era de distanciamiento a las discusiones y resoluciones, pues el enfrentamiento con España así lo aconsejaba; de hecho, las resoluciones del Concilio no se aplicaron inicialmente en el país galo. En estas sesiones se decidieron algunos temas sobre el sacramento de la Eucaristía y la comunión bajo ambas especies. 

En 1563 se hablaba de la conveniencia de cerrar el Concilio, a pesar de que los alemanes católicos y los españoles se negaban en principio pero, finalmente, se decidió celebrar la última sesión en diciembre de ese año. Se discutieron y resolvieron temas referentes al purgatorio, las imágenes y las reliquias y otras cuestiones. El Concilio había tratado de la disciplina y la educación del clero, una nueva misa y nuevo libro de oraciones. En la etapa final del Concilio se contaba con la presencia de más de 100 españoles, obispos y teólogos. De Trento resurgía el catolicismo tal como hoy lo entendemos.


FELIPE II DIO A LAS CONCLUSIONES DEL CONCILIO EL RANGO DE LEY. Felipe dio a los acuerdos del Concilio la consideración de ley en todos sus dominios. Fue el primer gobernante europeo en dar este paso. En 1565 se realizaban en España concilios provinciales que estudiaban la manera de aplicar lo decidido en Trento.

Curiosamente, a la vez, el rey español rompía relaciones con el Papado. Un capítulo más en el enfrentamiento entre la monarquía española y el pontífice, que se arrastraba desde décadas, teniendo como telón de fondo la hegemonía de uno u otro en Italia. "En esto del Concilio aviendome Su Santidad embiado la impresion que se hizo en Roma de los decretos del, yo los acepto y mandé executar en todos mis Reynos y señorios como hijo obediente de la Sancta Madre Yglesia Catholica (...) En lo de la precedencia, he mandado revocar a mi embaxador y que se venga a estos mis reynos, con deliberacion de no tener alli embaxador ni otro agente ninguno", escribía en 1564.