- La España de Felipe II
Capítulo 26.
UN REY DE MEDIO MUNDO QUE NO HABLABA EN OTRAS LENGUAS QUE EL CASTELLANO O EL LATÍN
Felipe se defendía en la escritura en latín y comprendía el francés, el portugués, catalán y el italiano, aunque no logró hablar estas lenguas con la suficiente fluidez. Su incapacidad para dominar lenguas extranjeras era tal que en 1540 ni siquiera se le buscó a un profesor en idiomas modernos. Era un mal estudiante, con una pésima caligrafía y un estilo literario que dejaba mucho que desear.
Su incapacidad para dominar lenguas extranjeras era tal que en 1540 ni siquiera se le buscó a un profesor en idiomas modernos. |
El latín era una lengua en retroceso en el siglo XVI, pero aunque su uso ya no era lo que fue en plena Edad Media, seguía considerándose muy importante en la educación de las clases dominantes. Así lo explicaba Zúñiga: "Lo tengo por parte muy principal en un príncipe ser buen latino, así para saberse regir a sy como a otros, specialmente quien espera tener debaxo de sy tanta diferencia de lenguas". A falta del dominio de otras lenguas (francés, italiano, alemán o neerlandés), Felipe podría usar el latín para comunicarse con embajadores y nobles europeos, sin necesidad de traductores. Carlos V, dada la poca disposición de su hijo hacia los idiomas, le animaba en el uso de esta lengua. Su conocimiento del griego aún fue más deficiente que el del latín.
Gonzalo Pérez tradujo La Iliada al castellano, pues pensaba que de esta manera Felipe "pueda ver en su lengua lo que tantos príncipes señalados leyeron en griego".
El desconocimiento de idiomas fue un problema que le distanció de un contacto más estrecho con sus súbditos europeos. Carlos V hablaba castellano, francés, italiano y bastante alemán.
Los embajadores italianos hablaban a Felipe en su lengua, que el rey entendía “sin dificultad”. Lo mismo hacían los franceses y su esposa Isabel de Valois. Los alemanes le hablaban en latín. Tuvo pocas ocasiones de emplear el portugués, su idioma materno, a excepción del tempo que pasó en el Portugal anexionado. También entendía el catalán, que era el idioma que se empleaba siempre en las Cortes de Catalunya. Los documentos en lenguas que no fuesen el castellano hacía que se los tradujesen.
Cuando era necesario, para los contactos diplomáticos con personas de otros idiomas, Felipe se servía de traductores holandeses, gente del Franco Condado o catalanes que hablasen francés.
Pero al lado de los nobles castellanos, Felipe era todo un experto en idiomas: la nobleza castellana no conocía otra lengua que la suya propia, y algunos tenían nociones de latín.
No obstante, la afición del monarca por la cultura le acompañó toda su vida: en 1592, cuando contaba con 65 años, cinco catedráticos le impartían diversas enseñanzas en Valladolid y ordenó que estas lecciones se plasmaran en un libro.