- La España de Felipe II
Capítulo 26.
UN REY COLECCIONISTA
Era un hombre amante de los libros, la arquitectura y la pintura. Tiziano fue uno de sus pintores favoritos, además de su amigo. También apoyó a los pintores Leoni, padre e hijo. Admiraba la obra de El Bosco, gracias a lo cual disponemos hoy de varias obras de este artista en el Museo del Prado. Entre los españoles, tenía predilección por eran Alonso Sánchez Coello y Juan Pantoja de la Cruz, así como Juan Fernández Navarrete "el Mudo", que dejó su huella en El Escorial. Sin embargo, no le gustaba la obra de El Greco y por ello no le dispensó ningún apoyo. Felipe II llegó a atesorar más de 1.100 obras en El Escorial y otras 300 en el Alcázar de Madrid.
Fue seguramente el mayor coleccionista de objetos de arte y objetos diversos de su época. |
Su pasión por la arquitectura le llevó a diseñar todo un plan de construcciones en 1567 que se realizarían a lo largo de su reinado, interviniendo personalmente en la confección y modificación de planos. Su gran obra fue el monasterio de El Escorial, de la mano del arquitecto Juan de Herrera, en el que Felipe depositó su confianza y amistad.
Carlos V quería que su hijo tuviese el mayor nivel cultural posible. En 1540 gastó mucho dinero en formar una biblioteca para el príncipe, lo que desató en Felipe una costumbre que le acompañará toda su vida: coleccionar libros. En este sentido, su obra culminante sería la extraordinaria Biblioteca de El Escorial, la mayor del mundo occidental en su época después de la del Vaticano.
Ya con 18 años, Felipe había comenzado a formar su biblioteca. Compró una cantidad respetable de libros en Salamanca y Medina del Campo. Entre ellos, ‘De Architectura’ de Vitrubio, ‘Cosmographia’ de Apiano, de Arquímedes, del alquimista musulmán Geber, el ‘Almagesto’ de Ptolomeo, ‘De Revolutionibus’ de Copérnico, que se había publicado sólo dos años antes. La mayoría de estos libros estaban editados en el extranjero.
Posteriormente adquiriría obras de Hipócrates, Aristóteles, Doicórides, Galeno, Plinio, Agricola y Hermes Trimegistus. Todas estos libros acabaron en la biblioteca de El Escorial. En 1553 Felipe tenía "libros de todas facultades y lenguas".
En Madrid, en el Palacio Real, también formó una buena colección de libros. En 1553 contaba con 812 volúmenes, que eran 4.545 en 1576. A su muerte, Felipe había reunido en todas sus bibliotecas 14.000 volúmenes, de los que 1,150 eran en griego, 94 en hebreo y 500 códices árabes.
También fue seguramente el mayor coleccionista de objetos de arte y objetos diversos de su época. En reliquias, llegó a reunir más de 7.000, entre ellas 4 cuerpos enteros. A partir de 1587, sacaba las reliquias para adorarlas, de forma que en sus últimas días, su habitación estaba llena de estos objetos. Asimismo, coleccionó instrumentos científicos, plantas y animales exóticos.