- La España de Felipe II
Capítulo 26.
UN REY AGOBIADO Y DEPRESIVO
Felipe se mostró muchas veces agobiado por los problemas políticos y económicos de su reinado. En varias ocasiones manifestó que ya no podía más. Su estado de salud tampoco ayudaba. En 1575 explicaba lo difícil que era ser rey: "Digo yo que es muy ruin oficio el myo... (Cuando) veràis lo que acá se deve de pasar estos días, que cierto yo no sé cómo vivo".
Descripción de 1577, con referencia a sus tendencias depresivas. “De estatura mediocre, pero muy bien proporcionado; sus rubios cabellos empiezan a blanquear; su rostro es bello y agradable; su humor es melancólico”.
"Procurad de desecharse la melancolia, que es muy mala cosa", comentaba al secretario Mateo Vázquez. |
Felipe padecía crisis de ansiedad periódica. "Procurad de desecharse la melancolia, que es muy mala cosa", comentaba al secretario Mateo Vázquez.
El embajador veneciano, en los años 50, nos presenta a un Felipe ciclotímico. La ciclotimia era conocida tiempo atrás como psicosis maníaco-depresiva, un trastorno bipolar en el que el enfermo combina estados de ánimo eufóricos con estados de ánimo de leve depresión, acompañado de estados de ansiedad. "Sus hábitos de vida son de un carácter tranquilo", aunque casi siempre "melancólico" y, a veces, todo lo contrario, con explosiones de alegría: "Es más inclinado a la dulzura que a la cólera, y con los embajadores y las demás personas muestra una bondad singular (...) A veces dice agudezas de un modo muy gracioso y oye con gusto chistes. Pero a la hora de comer, aunque sean admitidos los bufones a su presencia, no se abandona a la risa como en su habitación, donde su alegría no tiene límites".
Testimonio de 1579. Estaba a punto de abandonarlo todo y se queja de su mal estado de salud. "Son cosas estas que no pueden dexar de dar mucha pena y cansar mucho y así creed que lo estoy tanto dellas y de lo que pasa en este mundo; si no fuese por (algunas) cosas a las que no se puede dexar de acudir, no sé qué me haría... Cierto que yo no estoy bueno para el mundo que agora corre, que conozco yo muy bien que havria menester otra condición no tan buena como Dios me la ha dado, que sólo para mí es ruin".
Antonio Pérez, cuando gozaba de la confianza de Felipe se preocupa de la salud física y del estado de ánimo del rey. “Bien es que Vuestra Majestad trabaja tanto, escoja posturas de más descanso, no solo en el asiento y en el brazo, pero en él ánimo y en otras cosas”.