- La España de Felipe II


Capítulo 26.


UN REY CAZADOR Y AMANTE DE LA NATURALEZA


Felipe II fue un gran aficionado a la caza y a los paseos por el campo. Siempre que podía se marchaba de la ciudad buscando una válvula de escape para el agobio del trabajo diario. "En acabando esto, me partiré de aquí y iré a dormir oy a La Fresneda y mañana al Pardo, que voy rodeando por ir por unos montes. Y no ay mas que ir de San Lorenzo viernes a las dos despues de comer", escribía en 1572.

Su preocupación por el estado de bosques y cotos de caza fue constante. "Una cosa deseo ver acabada y es lo que toca a la conservacion de los montes (…). Temo que los que viniesen despues de nosotros han de tener mucha queja de que se los dejamos consumidos, y plegue a Dios que no lo veamos en nuestros días", escribía en 1582. Construyó los edificios que utilizó cerca de los cazaderos reales, como es el caso del Palacio de El Pardo y Valsaín.

Jardines de Aranjuez en la época de Felipe II

Su salidas al campo y sus escasos momentos de relax quedaron reflejados en muchas de sus cartas: “Ayer vine aquí, adonde me pienso holgar ocho o diez días, para irme después a trabajar a Madrid”. (carta a Maximiliano de Austria, 1551).

Avisaba a su secretario de una escapada al campo en 1565: "Paréceme que hace tan buen tiempo que no es de perderlo. Y así me quiero ir esta tarde al Pardo, y mañana al Escurial... ¡Y de la ida al Escurial no digáis nada hasta que yo sea partido!"

“Por haber estado toda la mañana en cosas de Flandes hasta bien tarde, y después firmando mucho que ha venido hoy, no quedo ahora de provecho. Y así me iré al campo" (carta a Mateo Vázquez, 1575)

“Mañana y esotro pienso ir al campo y después volverme a Lisboa, de donde os escribiré lo que más hubiere, si me dejaren” (carta a sus hijas, 1581)

“Ayer predicó aquí en la capilla fray Luis de Granada y muy bien, aunque es muy viejo y sin dientes; y a la tarde fuimos mi sobrino y yo en la galera, donde yo no había entrado desde que fui a Sintra, y dimos una vuelta por este río abajo hasta Belem y después río arriba sin salir de ella, viendo los navíos que hay ahora en este río, que son muchos de todas partes; y cierto estaba para ver e hizo muy buen día y el río muy sosegado”. (carta a sus hijas desde Lisboa, 1582)

“Fue muy bien lo que en estos hicisteis, y ayer después de comer me dieron dos consultas del Consejo de Indias, y por irme al campo entonces no las pude ver hasta la noche que las vi, y en la una responden a esto, pareciéndoles bien, y así me conformé con ello y lo envié a Mateo Vázquez, porque lo enviase luego o muy de mañana; y mandé se respondiese que os lo dijesen luego...” (carta a Francisco Andrés de Eraso, 1583)

“Mucho holgué ayer con vuestras cartas y con saber que esté bueno vuestro hermano. El domingo, que estuve en Aranjuez, hice lo mismo que el día que os escribí, que fue estar en casa y lo más en la galería, y el fuego no fue más que en la chimenea”. (carta a sus hijas, 1584)

"A sido bueno venir hoy poco de Madrid, porque vamos agora a ver si la Infanta menor puede matar un ciervo como le mató la mayor, para podernos con esto despedir de la caça de aquí, y procurar con esto de poderos llamar mañana” (carta a Mateo Vázquez, 1584) "Y desde que salí de El Pardo se quitó la niebla y nunca más acá la ha hecho, sino muy buenos días y con mucho sol, aunque desde el domingo que fui a lo alto de la sierra casi, como os escribí, a ver las fuentes, no había ido fuera hasta hoy, que fui a ver pescar los estanques viejos de la Fresneda que se han vaciado ahora” (carta a sus hijas, 1584)

Siliceo nos cuenta la afición que Felipe tenía por la caza en 1540, aunque sólo contaba con 14 años. Afirma que su afición no le distraía de los estudios, lo cual no era cierto. "Aunque la caça es al presente la cosa a que muestra más voluntad, no por eso afloxa en lo del estudyo un punto. Ya se debe tener a mucho que con esta hedad de catorze años en la qual la naturaleza comiença a sentir flaquezas, aya Dyos dado al príncipe tanta voluntad a la caça que en ella y en su estudyo la mayor parte del tyempo se ocupe. [En septiembre] los pasatiempos que tiene después de su estudio son yr a caça algunas vezes y correr sortija".

Ese mismo año Zúñiga escribía sobre la caza, disculpando, una vez más, el tema de los estudios: "Sigue su estudio como quando V Mgd aquí estava, y después que vino la caça sale dos vezes al campo cada semana". Unos días más tarde, "fué a Alcalá, y estuvo quatro días (...). Holgó mucho allá, specialmente en el soto, donde mató nueve conejos por su vallesta, sin otros que le fueron heridos" y poco después "ayer salió a caça y mató quatro milanos y voló otros dos" y "fué al Pardo y tiró dos saetas (...). Fué y vino en litera, pero anduvo en el monte a cavallo bien seys oras, que a él no se hizieron dos y a mí mas de doze".

En 1543 comentaba Zúñiga: "Su Alteza llegó aquí esta tarde muy bueno, holgóse su aguela con él y mucho en Alcalá con sus hermanas ocho días, y el segundo día q partió de Alcalá mató un venado grande y gordo q envió a sus hermanas, y en un día q estuvo en el Bosque mató dos o tres y un corç, y yo un venado muy grande".

Carlos seguía lo más de cerca que podía la evolución de su hijo y mostraba su preocupación porque la pasión de Felipe por la caza le parecía excesiva, pues estaba descuidando su formación. Cuando el príncipe tenía 10 años, su padre le limitó el número de piezas que podía cazar ya que, al parecer, Felipe estaba liquidando los recursos faunísticos del parque. Al Comendador Mayor le escribía Carlos V en 1544 para que tratase de corregir su desmedida afición: "moderad esta gran codicia que siempre tuvistes a la caça".

Cuando Felipe II tenía 70 años, aún salía alguna vez a los bosques a cazar en carruaje. Le colocaban los ciervos a corta distancia para que el rey acertara en el tiro.