- La España de Felipe II
Capítulo 26.
LA LEYENDA NEGRA
Felipe II no realizó ninguna labor de autopropaganda, a diferencia de lo que fue habitual en otros monarcas de la época, como el de Inglaterra o Francia. No se publicaron biografías suyas ni tampoco realizó ninguna campaña de imagen a su favor. En 1593 Felipe II se negó a que se confeccionara alguna crónica que explicara su intervención militar en Francia: "En lo del escrito no ay que tratar dello, porque para los buenos las obras bastan, y a los demas no ay para que darles ocasion de réplicas", fue la opinión del monarca.
El monarca español fue objeto de una campaña propagandística continua e implacable que lo presentaba como un ser fanático, cruel, despótico, malvado y retorcido, el “demonio del mediodía”. |
Con estas actitudes, el rey español dejaba todo el campo de la propaganda política en manos de sus adversarios y tampoco se preocupó de contrarrestar la imagen de hombre taciturno y cruel que difundieron ingleses y holandeses y que daría lugar a la Leyenda Negra.
El monarca español fue objeto de una campaña propagandística continua e implacable que lo presentaba como un ser fanático, cruel, despótico, malvado y retorcido, el “demonio del mediodía”.
Los forjadores de la leyenda fueron, principalmente, Guillermo de Orange con su “Apología” y Antonio Pérez con sus “Relaciones”. La trágica muerte de su hijo Carlos también hizo correr ríos de tinta.
Las “Relaciones” de Antonio Pérez fueron publicadas en Pau en 1591. Es un documento de propaganda muy hábil, con muchos documentos claramente falsificados o alterados, pero que presenta una imagen convincente de un rey tirano como jamás no había habido ningún otro sobre la faz de la Tierra. Guillermo de Orange escribió “Apología” en 1581 presentando a un Felipe II lujurioso, que practica el incesto y que asesina a su hijo Carlos. Estas dos obras fueron ampliamente difundidas y conocidas en las cortes europeas en el siglo XVI y en los siglos siguientes. También destaca Pierre Loyseleur (1530?-1590), quien presenta a Felipe II como un monarca cruel y represor que elimina sin miramientos en Flandes a todo aquel que se le opone. Este autor escribió una apología a Guillermo de Orange, el líder de los independentistas holandeses.
La realidad era que Felipe II no fue ni más ni menos despótico y cruel que cualquier otro monarca europeo del momento. Otros autores de la leyenda negra son el inglés John Foxe en su “Libro de los Mártires” (1554) y la obra de Le Chailleaux sobre la expulsión de los hugonotes de La Florida (1591) profusamente ilustrada con imágenes que muestran las maldades de los inquisidores españoles. También se utilizó la obra de Bartolomé de las Casas (1470-1566), "Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias", traducida al francés en 1579 y muy difundida en Europa.
El otro pilar de la “Leyenda Negra” es la crítica a la Inquisición española, en la que aparece un monarca tirano, sádico y fanático. El monje jerónimo Casiodoro de Reyna (1520-1594) fue uno de los difusores de esta propaganda, un luterano que se tuvo que exiliar de España en 1557 y vivió en Ginebra, Londres y Heidelberg y que en el Auto de Fe de Sevilla de 1562 fue acusado de “heresiarca” y “maestro de herejes”. Escribió “Prácticas de la Santa Inquisición Española” con el seudónimo de Reginaldo González Montaño, obra que se tradujo al francés, al inglés, al holandés y al alemán y alcanzó una gran difusión en Europa.
No deja de ser paradójico que la realidad era que la persecución religiosa llevada a cabo por la Inquisición española (y su resultado, en personas ajusticiadas) fue mucho menor que la que se realizó en cualquier otro país europeo.
Con el tiempo, la opinión sobre Felipe II no ha cambiado, pues en los siglos XVIII y XIX se volvían a repetir los mismos argumentos. El norteamericano John Lothrop Motley, en “El nacimiento de la república holandesa”, 1856, recogía los relatos de las dos obras anteriormente mencionadas, de Antonio Pérez y de Guillermo de Orange. Felipe II sería el “enemigo público del Cristianismo (…) sin la más mínima virtud”, un ser "mediocre, pedante, reservado suspicaz, de ideas increíblemente estrechas… sectario, groseramente licencioso, cruel... un tirano consumado". Friedrich Schiller escribió en 1787 "Dom Karlos, Infant von Spanien", que presenta a un don Carlos luchador por la libertad de los Países Bajos y enamorado de la mujer de su padre. Esta obra sirvió de base para el libreto de la ópera "Don Carlo" de Giuseppe Verdi, 1867.