Valle de Arán


Salardú, iglesia de Sant Andreu


UNA IGLESIA DENTRO DE UN CASTILLO. La iglesia de Salardú, lo mismo que todo el valle de Arán, perteneció a la diócesis francesa de Toulouse hasta 1804, fecha en que pasó a depender de la Seu d’Urgell.

La iglesia de Sant Pere se hallaba dentro del recinto de un castillo, del que quedan unos pocos restos. es de estilo románico del siglo XIII, de transición del románico al gótico. La aparición del gótico se nota en las bóvedas de crucería y en los ventanales. El templo es de 3 naves y 3 ábsides semicirculares.

La iglesia de Sant Pere se hallaba dentro del recinto de un castillo


UNA VIEIRA EN EL EXTERIOR DEL TEMPLO. El campanario es octogonal y data del siglo XV; tiene dos pisos y aspilleras, lo que evidencia su carácter defensivo. Se ubica junto a la fachada oeste, separado de la misma.

Sobre la cabecera encontramos un campanario de espadaña.

Los aleros de los ábsides contienen una serie de canecillos: Cristo crucificado, rostros humanos, personas desnudas, una vieira de gran tamaño en alusión al Camino de Santiago y un peregrino con un sombrero de al ancha.




Los aleros de los ábsides contienen una serie de canecillos

La portada contiene 5 arquivoltas. Los capiteles presentan temas vegetales y aves. En la clave de la arquivolta exterior tenemos un león bajo el Crismón.

El cinco es un número que tiene un gran significado en muchos sistemas de creencias. Es el quinto elemento que relaciona los otros cuatro (agua, aire, tierra y fuego) en los Upanishad védicos, lo que da razón de ser a la que existe. Los alquimistas hablan de la "quintaesencia de la Gran Obra". El pentáculo o estrella de cinco puntas es el símbolo de los constructores medievales y así pasaría a las sociedades masónicas hasta nuestros días. La mano con cinco dedos, los cinco elementos del mazdeísmo tomados de los Upanishad védicos, es un símbolo cátaro. Lo mismo que la "mano de Fátima" entre los musulmanes, que tiene el poder de un talismán.

El crismón es un símbolo muy anterior al cristianismo. El llamado "monograma de Cristo" (las letras XP) aparecen en un monumento a Isis en el siglo II a.n.e., en las monedas de faraón Ptolomeo, en monedas griegas, en manuscritos griegos para indicar la importancia de un texto, en monedas de Herodes antes del nacimiento de Jesús... y en estandartes del ejército romano a partir de Constantino, siglo IV, el emperador que legalizó el cristianismo.

El león tiene un significado protector. Hay leones en los templos mesopotámicos y egipcios. Se cree que Mahoma domesticó al león y al lobo para proteger la entrada al Paraíso. También se cree que hace resucitar a sus crías -que nacen muertas- a los 3 días de nacer, por lo que simboliza el ciclo muerte/resurrección.


Decoración de la portada: caras, motivos vegetales y un pentágono

Crismón y decoración de las arquivoltas: un león, una cruz templaria

Capitel de la portada: dos aves comiendo. El ave, por vivir en las alturas, se relaciona con el mundo superior, el espíritu, el mundo del más allá, la sabiduría, la conexión con los dioses.



PINTURAS RENACENTISTAS EN EL INTERIOR. La planta es de 3 naves, la central con bóveda apuntada. El conjunto resulta muy oscuro al carecer de suficientes ventanas que dejen pasar la luz.

Encontraremos pinturas murales de los siglos XVI y XVII, de estilo renacentista. Cartel informativo: “Pinturas murales. Mitad s.XVI- inicio s.XVII. El peregrinaje asociado a la veneración del Cristo de Salardú podría explicar la existencia de este excepcional conjunto pictórico renacentista, situado en la cabecera de la iglesia de San Andrés.

Excepcional conjunto pictórico renacentista

“Las pinturas del presbiterio son las más antiguas (1540) y también las de mayor calidad. Allí encontramos representado a Dios Padre rodeado de los Evangelistas y, en los muros laterales, el martirio de San Andrés y la decapitación de San Juan Bautista.

Decapitación de San Juan Bautista.

“Más tardío (de 1584 en adelante) es el extenso programa iconográfico pintado en los muros del primer tramo de la iglesia, donde, además de una amplia representación de santos, podéis encontrar las Virtudes, escenas de la vida de María y de San Andrés.

“Las pinturas, ocultas durante mucho tiempo, fueron recuperadas a finales del s. XX, después de un largo proceso de restauración”.

Las pinturas, ocultas durante mucho tiempo, fueron recuperadas a finales del s. XX

Las pinturas presentan un extenso programa iconográfico

El rejado que protege el presbiterio es de gran calidad y data del siglo XVII, aunque parece hecho a imitación de uno anterior románico. Cartel informativo: “Reja de forja, s. XVI. A pesar de un origen incierto, todas las leyendas que nos hablan de su creación giran en torno a la devoción al Santo Cristo. La versión más extendida explica cómo, gracias a la invocación a la imagen, en 1597 un ejército de franceses hugonotes, bajo el mando del vizconde de St. Girons, fue derrotado cuando intentaba conquistar la villa de Salardú. En la fuga, abandonaron el armamento con el cual se erigió la reja”.

La capilla de la Virgen del Rosario nos lleva a la lucha contra la herejía albigense, pues fue Domingo de Guzmán quien instauró esta devoción en el siglo XIII con esta finalidad. Existió una cofradía “del Roser” hasta el siglo XVII.

Interior de la iglesia

La capilla de Sant Jaume contiene pinturas que hacen referencia al milagro del gallo y la gallina, de amplia difusión en el Camino de Santiago. Las pinturas datan del siglo XVII. La cofradía de Sant Jaume pervivió hasta el siglo pasado.

Cartel informativo: “Pies de altar, s. XII-XIII. Al desmontar la estructura de madera donde anteriormente se exponía el Cristo, aparecieron tres basas y algunos de los pilares de apoyo del altar románico. Podéis contemplar “in situ”, delante de la vitrina, estas basas decoradas con semiesferas y cordones en relieve”.

EL CRISTO DE SALARDÚ, UN CRISTO MILAGRERO. La iglesia de Salardú fue una iglesia de peregrinación, ligada a la vía tolosana y a diversos santuarios del otro lado de los Pirineos.

Al Cristo de Salardú se le atribuyen numerosos milagros y se convirtió en un punto de referencia para la cristiandad del sur de Francia y norte de Catalunya y para los que hacían el Camino de Santiago.

Al Cristo de Salardú se le atribuyen numerosos milagros


Es una de las esculturas más importantes de todo el valle de Arán y una pieza inigualable de todo el románico europeo. Data del siglo XII y es obra del taller escultórico del Maestro de Erill.

Por encima de Cristo tenemos un ángel turiferario (que lleva incienso), en los extremos están representados Adán y la Virgen María y en la parte de abajo encontramos de nuevo a Adán. En el reverso de la cruz, un Agnus Dei y el Tetramorfos (los 4 evangelistas).

Parte posterior de la cruz. El Cristo es una pieza inigualable de todo el románico europeo



En 1356, Pedro IV de Aragón pidió que se relacionasen la serie de milagros obrados por el Cristo durante la Peste Negra de 1348, se había observado, además, en este año que el Cristo lloraba y sudaba sangre. En 1403 el canónigo de Cominges, Oddo de  Sanctejoanne, recopiló todos los milagros de este Cristo. Nuevas recopilaciones de milagros se hicieron en 1613 por el visitador real Juan Francisco Gracía, y en 1758 por el carmelita Roque Alberto Faci.

Cuenta Gracia que el Cristo fue esculpido por un personaje venido de Tierra Santa que desapareció una vez terminada su obra y que, en realidad, se trataba de un ángel que, además, aportó un trozo del Lignum Crucis.

Detalle de la parte posterior de la cruz


Otra leyenda nos habla de que la imagen del Cristo, sin cruz, había remontado el río Garona hasta llegar a Salardú y detenerse en esta localidad. Era la señal para que los lugareños recogieran la imagen y la llevaran a la iglesia. Entonces, un ángel disfrazado de peregrino confeccionó la cruz.

Cuando el conde de Pallars atacó Salardú en 1386 para conquistar todo el valle de Arán, el Cristo hizo que el atacante quedase ciego y perdiera la batalla. El conde pidió que le dejaran en la iglesia para suplicar al Cristo que le devolviese la capacidad de ver; después de 9 días de rogativas, recuperó la vista.

El barón de Taurignac también atacó la localidad e incendió las puertas del castillo. Los habitantes de Salardú sacaron al Cristo y las llamas cambiaron de sentido arrasando a los franceses. Pasado el peligro, la imagen sudó sangre y agua.

Detalle de la parte posterior de la cruz


En 1597 el ataque lo dirigió el conde de Saint-Girons. El Cristo dió la victoria a los de Salardú, pese a ser inferiores en número. El rejado del templo se haría con las armas abandonadas de los vencidos.

Cartel informativo: “Cristo de Salardú. Talla románica policromada, s.XII. Conocido con el nombre de la ‘Santa Creu’, desde muy antiguo ha sido venerado en esta iglesia. En otro tiempo situada dentro de un castillo.

“A lo largo de los siglos se fueron forjando muchas leyendas y se convirtió en símbolo de protección para Salardú y toda la Val d’Aran en momentos difíciles de pestes, penurias, guerras…

“Los pueblos y ‘terçons’ araneses acudían devotamente en peregrinación. Actualmente, cada 3 de mayo, fiesta de la Santa Cruz, sale en procesión acompañado de las cruces y fieles de los pueblos de Naut Aran.

“Los historiadores coinciden en incluir esta magnífica imagen románica, una de las que ha conservado mejor la policromía original, dentro del círculo del denominado Taller de Erill, compartiendo numerosas características con otras obras que a éste se atribuyen.

“Tipológicamente nos encontramos ante un Cristo sufriente, clavado en una cruz procesional coetánea que presenta sobre ambas caras interesantes pinturas”.

LA LEYENDA DEL GALLO Y LA GALLINA. Es una historia que aparece en varios puntos del Camino de Santiago, destacando sobre todos ellos Santo Domingo de la Calzada, en donde se añadió a la historia el tema del gallo y la gallina. Se cuenta que un padre e hijo alemanes estaban haciendo la peregrinación jacobea; un hostelero codicioso les acusó de robo, poniendo una copa de plata en el equipaje para involucrarles. El juez condenó al hijo a la horca. De vuelta de la peregrinación, el padre observa cómo su hijo, en la horca, aún está vivo y sostenido por Santiago. El hostelero fue ajusticiado.

El sentido de esta historia está en trasladar a los peregrinos la idea de que el Camino era seguro, pues Santiago velaba por la justicia cuando se producía algún delito. Donde no llegaba la justicia humana, estaba la protección del santo.