Ciudades celtíberos-romana de Soria



NUMANCIA. PRIMERA GUERRA CELTIBÉRICA 153-152 a.n.e.



PRIMEROS ENFRENTAMIENTOS ENTRE HISPANOS Y ROMANOS, 195-153 a.n.e. Las guerras celtibéricas se desarrollaron a lo largo del siglo III y II a.n.e., abarcando a los pueblos de la zona media del Ebro y de la Meseta superior. Es un periodo en el que entre batalla y batalla se alternan pactos, treguas y asedios.

Con la expedición de Catón en el 195 a.n.e. aparece por primera vez el nombre de Numancia en documentos romanos. Catón sofocó la rebelión de los pueblos íberos del sur, en la que los celtíberos habían actuado como mercenarios de los turdetanos.

Numancia e la actualidad. Las guerras celtibéricas se desarrollaron a lo largo del siglo III y II a.n.e.


Dos años después, Marco Fluvio Nobilior venció a una coalición de vacceos, vetones y lusones cerca de Toledo. El jefe hispano Hilerno fue capturado y sus tropas se refugiaron en Contrebia Belaisca (actual Botorrita, Zaragoza). Nobilior tomó la ciudad y con ello se acabó el levantamiento indígena.

Con estos precedentes, el deseo del Senado romano era aplastar definitivamente cualquier conato de rebelión de las tribus hispanas, que actuaban cada vez con mayor coordinación.



UNA PAZ QUE DURÓ 30 AÑOS. En el 180 a.n.e. Tibero Sempronio Graco inició las hostilidades con 8.000 infantes y 5.000 jinetes. Acudió a liberar del asedio a que estaban sometiendo 20.000 celtíberos a la ciudad de Caraus (Magallón, Zaragoza), aliada de Roma. Fue conquistando territorios que fue entregando a la tribus indígenas amigas y en el 179 a.n.e., en la batalla de Mons Chaunus (¿Moncayo?) derrotó a los celtíberos y acabó tomando la ciudad de Complega. Ello dio lugar a la firma de una paz que duró casi 30 años: los celtíberos tuvieron derecho a un reparto de tierras y los romanos aseguraron la recaudación de sus tributos, a que los hispanos tuvieran la obligación de cumplir el servicio militar, no edificar nuevas asentamientos ni fortificar los existentes y la concesión de acuñar moneda a algunas ciudades. Graco fundó Grachurris (Alfaro, La Rioja) para proteger la frontera occidental de los territorios que había conquistado, que llegaban hasta Segeda (El Poyo de Mara, Zaragoza), al sur del Moncayo, y Arekotaraz (Muro, Soria, refundada más tarde como Augustobriga), al norte de esta montaña. Unos años más tarde, en el 153 a.n.e., la línea fronteriza llegaba al Alto Tajo-Jalón y Alto Duero. Es el momento en que se iniciaron las guerras celtibéricas.

Estela funeraria representando un guerrero a caballo. Con Graco, en el 179 a.n.e., se firmó una paz que duró casi 30 años


Cartel informativo del Museo de Soria: “Roma inicio la conquista del interior peninsular a lo largo del siglo II a.C., lo que llevó al levantamiento de los celtíberos, pero el tratado firmado por éstos con Sempronio Graco, en el 179 a.C., al pie del Mons Chaunus (el Moncayo), consiguió mantener una época de paz duradera de casi 30 años.”



PRIMERA GUERRA CELTIBÉRICA, 153-152 a.n.e.



LA REBELIÓN DE SEGEDA DESATA LA GUERRA. El primer enfrentamiento entre numantinos y romanos se produjo en el 153 a.n.e., cuando Numancia apoyó la rebelión de Segeda (comarca de Calatayud, Zaragoza).

Segeda era la capital de la tribu de los belos. Sus habitantes estaban haciendo una serie de reformas que no gustaron a los invasores: reunían a los pobladores en un solo núcleo y construían una muralla de 8 km. También se negaban a pagar impuestos y a servir en el ejército romano. Roma interpretó tales hechos como una violación de los acuerdos de paz de Graco del 179 a.n.e. y declaró la guerra. Sin embargo, Polibio cuenta que la guerra se debió a la explotación y maltrato a que los romanos sometían a la población hispana. Aunque los de Segeda pretextaron que las obras de la muralla eran una ampliación, no una nueva construcción, la guerra estalló igualmente.

Muralla de Numancia (cartel informativo). El primer enfrentamiento entre numantinos y romanos se produjo en el 153 a.n.e., cuando Numancia apoyó la rebelión de Segeda (comarca de Calatayud, Zaragoza).


La muralla de Segeda no estaba terminada, por lo que la ciudad no era defendible. Sus habitantes -hombres, mujeres y niños- marcharon a refugiarse a Numancia.

Cartel informativo del Museo de Soria: “ La constante presión de los romanos provocó de nuevo el levantamiento de los celtíberos, iniciándose las Guerras celtibéricas (153-133 a.C.), denominadas Numantinas por ser esta ciudad su centro.

El pretexto para declarar la guerra a los celtíberos fue la construcción por los habitantes de la ciudad de Segeda (Mara, Zaragoza) de una muralla nueva y más grande, para acoger a la población del entorno, lo que violaba el tratado de paz firmado por Graco al pie del Moncayo. Intervino el ejército romano y los segedenses pidieron refugio a los numantinos que los acogieron como aliados y amigos."



UNA DERROTA HUMILLANTE PARA LOS ROMANOS UN 23 DE AGOSTO. Las tropas romanas estaban mandadas por Quinto Fulvio Nobilior quien, con 30,000 soldados, primero se hizo con el control de la zona de Jalón y luego marchó sobre la capital numantina, construyendo una serie de campamentos intermedios de apoyo y habiendo destruido Segeda y conquistado Ocilis (Medinaceli, Soria). Los numantinos eligieron como jefe militar a Caro quien, con 20,000 soldados y 5,000 jinetes, derrotó a los romanos ocasionándoles más de 6,000 bajas. Caro murió en la batalla, así como numerosos combatientes celtíberos, a consecuencia de la reacción de la caballería romana. En su lugar, fueron elegidos como jefes militares Ambón y Leucón.

La derrota romana tuvo lugar un 23 de agosto, día de Vulcano para los romanos. Fue una gran humillación para Roma, por lo que este día fue declarado como nefasto y a partir de ese momento ningún general romano entabló combate alguno en esa fecha.

Casco celtibérico. Tras la derrota romana el 23 de agosto ningún general romano entabló combate alguno en esa fecha.



BATALLA CON ELEFANTES Y NUEVA DERROTA ROMANA. En septiembre, con Nobilior contraatacando de nuevo y a las puertas de Numancia, recibió refuerzos de África: 300 jinetes y 10 elefantes del rey de Numidia (Argelia) Massinisa. En la batalla que siguió, el general romano escondió a los elefantes tras las últimas líneas de su ejército, para que no fueran vistos por sus enemigos y tener a su favor el factor sorpresa. Cuando se abrió la formación y aparecieron los elefantes, el pánico cundió entre las filas celtibéricas, que huyeron para refugiarse en Numancia. Ante las murallas numantinas la batalla continuó tal como lo cuenta Apiano: “Así que hubieron venido a las manos, se abrió la formación y aparecieron las fieras, con cuyo espectáculo, antes nunca visto en las batallas, se aterraron tanto, no sólo los celtíberos, sino aún sus mismos caballos, que huyeron a la ciudad. Nobilior los persiguió hasta las murallas, donde se peleó con valor, hasta que uno de los elefantes, herido en la cabeza con una gran piedra, se enfureció de tal modo que, vuelto a los suyos con terribles bramidos, comenzó a atropellar a cuantos encontraba, sin distinción de amigos o enemigos. A los bramidos de éste, enfurecidos los demás elefantes, comenzaron a hacer lo mismo, y atropellaron, mataron y desbarataron a los romanos”. Los numantinos persiguieron a los romanos en retirada, mataron a muchos de ellos y a 3 elefantes.


Plano de Numancia (fuente: folleto informativo)


Con el cariz que estaban tomando los acontecimientos, Ocilis se pasó al lado de los numantinos. La importancia de esta ciudad radicaba a que en ella los romanos guardaban sus provisiones y su dinero. Nobilior no tuvo más remedio que recluirse en su campamento para pasar el invierno, donde muchos soldados murieron por el frío y por los ataques intermitentes de los celtíberos.



LOS INTENTOS DE CLAUDIO MARCELO DE LOGRAR UNA PAZ DURADERA. En los 18 años siguientes, hasta la segunda guerra celtibérica, los periodos de paz se alternaron con algunos enfrentamientos en los que normalmente los celtíberos salían victoriosos.

En el 152 a.n.e. M. Claudio Marcelo sustituyó a Nobilior. Contaba con un ejército de 8.000 soldados y 5,000 jinetes. Para comenzar, conquistó Ocilis e impuso unas condiciones de paz aceptables: los celtíberos únicamente tenían que entregar unos rehenes y 30 talentos de plata. Ante el nuevo giro de la política romana, Nertóbriga (¿Calatorao?, Zaragoza) pidió la paz a cambio de la entrega de 100 jinetes. Ante esta situación, Marcelo creyó que podía llegar más lejos: firmar una paz con arévacos, belos y titos.

Pero cuando Marcelo se dirigía a Nertóbriga a la firma de la paz, fue atacado, por lo que los enfrentamientos se reanudaron, la ciudad fue sitiada y sus habitantes no tuvieron más remedio que capitular. Los celtíberos enviaron a un emisario cubierto con una piel de lobo para negociar la rendición. Marcelo aceptó con la condición de que todas las ciudades celtibéricas aceptasen un tratado de paz similar al de Graco del 179 a.n.e., aunque el acuerdo final se había de tratar en Roma.

Estela funeraria con guerrero celtíbero. Marcelo llegó a un acuerdo de paz con las celtíberos, pero el Senado romano no lo aceptó.


A la capital del imperio fueron enviados varios emisarios de las ciudades celtibéricas. Los representantes de las ciudades aliadas fueron acogidos en la misma ciudad, pero los arévacos -considerados enemigos- tuvieron que acampar en las afueras. El Senado romano no aceptó el acuerdo de Marcelo y la guerra estalló de nuevo.

Marcelo sitió Numancia, acampado posiblemente en el Cerro de Castilejo, a 1 km de la ciudad. El jefe numantino Litennón entró en negociaciones con los romanos en nombre de todas las tribus celtíberas y finalmente se acordó la paz a cambio de 600 talentos de plata (3,5 millones de denarios), una cantidad muy elevada que esta vez sí agradó al Senado de Roma. La paz duró del 151 al 143 a.n.e.