Románico de Campoo y Valderredible, Cantabria


Villacantid, iglesia de Santa María: 

las columnas en zig-zag


POBLACIÓN DEL SIGLO VIII. Hay evidencia de presencia humana desde la Edad del Bronce, con monumentos megalíticos en la zona. Escenario de las luchas entre las tribus cántabras y las legiones romanas en el siglo I a.n.e. Con la dominación de Roma, se construyeron varias calzadas que comunicaban con el mar y con la Meseta castellana y que fueron utilizadas como vías de comunicación en la Edad Media.

Iglesia de Villacantid. Estas tierras fueron escenario de las luchas entre las tribus cántabras y las legiones romanas en el siglo I a.n.e.


La localidad aparece documentada en 1229 y en 1352. El origen de Villacantid está en la primera repoblación de estas comarcas en el siglo VIII realizada por Alfonso I de Asturias, que estabilizó la vida en estos valles del sur de Cantabria. Asimismo esta es una zona de frontera entre Castilla y León, desde la creación del condado castellano en el 950. En el siglo IX fue objeto de las razzias musulmanas. En estos momentos a la localidad se la conoce como Villa Cannis o Villa Cantis.

En el 853 un documento nos revela que estas comarcas pasaban a depender de la diócesis de Oviedo: “Y en territorio de Campoo, brañas y pastos que el vulgo llama seles y se hallan en el Lamar (hoy Lodar y Lamudo), y otras donde se dice Pitilla y otra donde se dice Fuenfría, en los Sexos (hoy Sejos)”. Pero en el 950, con la independencia de Castilla, Villacantid forma parte de este condado y en 1095 una bula del papa Urbano II la coloca dentro de la diócesis de Burgos: “Desde las poblaciones que están en los montes Pirineos hasta el mar y las Asturias hasta el río Deva, que baja de los susodichos montes Pirineos y según corren las aguas hacia el mediodía entre Mutave y Rotundo hasta Peñaforada, y luego con el río Pisuerga hasta que entra en el Arlanza”. El problema no se acaba ahí, puesto que en 1184 se desata un pleito entre las sedes de Oviedo y Burgos por las iglesias de la Asturias de Santillana y Campoo; gana el pleito Burgos, pero se compensa a Oviedo con 700 áureos y algunas posesiones. En 1168 Alfonso VIII de Castilla cede la iglesia de Villacantid al monasterio de Cardeña.

A partir del siglo XIV se produce un descenso de población, como en el resto de Cantabria. Muchos pueblos quedaron deshabitados. 


Interior del templo. El origen de Villacantid está en la primera repoblación de estas comarcas en el siglo VIII realizada por Alfonso I de Asturias


COLUMNAS EN ZIG-ZAG. La iglesia data del siglo XII, con una torre añadida en el siglo XVIII. Originariamente era de una sola nave, con reformas en el siglo XVII que la trasformaron en tres naves

Destaca el empleo de zig-zag en sus columnas, lo que supone una influencia nórdica (románico inglés) y se explica por las relaciones entre Alfonso VIII e Inglaterra. Posiblemente hubo una iglesia anterior, debido a la presencia de los restos de una necrópolis altomedieval.


CANECILLOS DEL ÁBSIDE Y DEL PRESBITERIO. A destacar los capiteles del ábside: animales fantásticos, personaje sexual, leones, escena de la caza del oso, Sansón y el león, lucha de caballeros separados por una dama, oca…

En el presbiterio encontramos canecillos de una mujer exhibicionista, animal con otro en sus fauces, aves y su presa, lucha de fieras, hombre tapándose el pene... 

La portada se ubica junto al ábside, algo absolutamente inhabitual. Fue colocada en esta posición en las reformas del siglo XVII. 

La portada tiene 3 arquivoltas decoradas con capiteles de grifos afrontados, animal fantástico, mezcla de águila, león y serpiente...


Personaje itifálico. Las representaciones del llamado "románico erótico" nos indican que en estas fechas el sexo se concebía de una forma totalmente natural, sin las represiones que posteriormente iría introduciendo la Iglesia católica.



Animales devorando a otros animales. El proceso de iniciación se realiza a través de la muerte/resurrección del iniciado, que debe morir simbólicamente para renacer como Hombre Nuevo. En el Tíbet, en el rito del 'tchoed' el iniciado invoca a la diosa para que trocee su cuerpo y sea devorado por las bestias y los demonios. En la Edad Media son conocidos los ritos iniciáticos en los gremios de constructores y herreros, así como en ciertas sociedades (los Templarios, por ejemplo).


La caza del oso


Lucha de caballeros separados por una dama. Referencia a los continuos enfrentamientos entre los nobles cristianos.


Mujer y hombre exhibicionistas mostrando sus genitales. Los ritos eróticos están muy presentes en la Edad Media “como esos falos de cera que los devotos de San Cosme y San Damián ofrecían cada 27 de septiembre, o aquellos de azabache que colgaban al cuello, o aquellos gigantescos en piedra que sobresalían en los portales de las iglesias italianas y francesas, o los más modestos –aunque apreciables- de los canecillos españoles de Valdelomar y Perrozo (Cantabria) o de Artaiz (Navarra). Falos pétreos que los goliardos acostumbraban adornar con guirnaldas al son de sus canciones báquicas, y ante los cuales, las sencillas mujeres del pueblo se arrodillaban a rezar para pedirles un pronto embarazo o un buen parto” (Rafael Alarcón, Sexo en las iglesias medievales, Internet).


Portada


LOS CAPITELES DEL INTERIOR. Los capiteles del interior nos presentan grifos o animales alados, lucha de caballeros separados por una doncella…

Hay restos de pintura gótica en la capilla del evangelio.

En el arco triunfal los capiteles están decorados con ocas, vegetales, lucha de caballeros con una mujer en medio, animales fantásticos.

Una pila bautismal es de época bajomedieval o renacentista. Presenta a dos personas sosteniendo una flor de lis.

La orientación del templo es de 90º, es decir, a la salida del sol en los equinoccios.


Pinturas góticas en una capilla



Lucha de caballeros separados por una doncella



Grifos afrontados. Los grifos son animales mitológicos que tienen su origen en las culturas babilonia, asiria y persa. De allí pasaron a Grecia, donde hacen de guardianes de tesoros del dios Apolo. Sus grandes enemigos eran los arimaspos, gente que sólo tenía un ojo y que pretendía apoderarse las riquezas que los grifos custodiaban.