Románico de Campoo y Valderredible, Cantabria


San Martín de Elines: 

la "Miseria de Omne"


EN ESTE MONASTERIO SE ESCRIBIÓ LA "MISERIA DE OMNE". La ocupación del territorio es muy antigua, como lo atestiguan los grabados y pinturas rupestres de Ruanales en el término de Cuvular, que pertenecen a la Edad del Bronce. Durante la Edad del Hierro, estos valles fueron habitados por las tribus cántabras. La palabra “Cantabria” deriva de “Cant-Iber”, es decir, territorios de las montañas del Ebro. La romanización fue tardía y limitada, debido a la resistencia que opusieron estas gentes. De época romana se conserva una quinta tardo-romana del siglo IV en Santa María de Hito.

Bajo el dominio visigodo, Leovigildo conquistó Amaya, capital de los cántabros, en el NO de la provincia de Burgos, y anexionó las tierras cántabras a su reino.

Tras la invasión musulmana, el duque Pedro fue el principal dirigente cristiano de Cantabria, que unió a todos los clanes y detuvo el avance de los sarracenos. Las batallas de Covadonga y de Cosgaya (que cortó la retirada de los musulmanes que venían de Covadonga) a cargo de Pelayo y Pedro, consolidaron las primeras formaciones cristianas en el norte de la Península. La batalla de Covadonga se libró entre el 718 y el 722. Supuso una victoria de las tropas cristianas mandadas por Pelayo frente a los musulmanes. Esta batalla marca históricamente el inicio de la Reconquista. En su huida, los musulmanes fueron embocados en Cosgaya (Cantabria) con un desprendimiento de tierras provocado. En este caso, las tropas cristianas estaban dirigidas por el conde Pedro de Cantabria. Emersinda, hija de Pelayo, se casó con Alfonso, hijo del duque Pedro, quien fue designado como Alfonso I el Católico e inauguró la dinastía asturiana. Poco después se constituyó el ducado de Cantabria con Ervigio, documentado en el 883 en la Crónica albeldense o Emilianense. 

El monasterio ya tenía importancia en el siglo X como cenobio mozárabe, del que quedan algunos arcos en el cementerio y algunas ventanas. En estos momentos la zona era conocida como Val de la Ripa Hibre (valle de la ribera del río Ebro)

Hacia 1102 el edificio mozárabe se vino abajo y fue preciso levantar una nueva iglesia románica, una de las primeras iglesias románicas de Cantabria. Eran los tiempos de Alfonso VI y su hija Urraca. El monasterio se configuró como monasterio benedictino, del que sólo nos queda la iglesia. Tuvo una gran influencia económica y cultural y fue objeto de grandes donaciones, que llegaban hasta lugares de la costa.

En este monasterio se escribió "Miseria de Omne", en Cuaderna Vía, uno de los pocos ejemplares que se conservan escritos de esta forma. Es del siglo XIII y su autor fue un monje anónimo.


"MISERIA DE OMNE". Es una obra de la primera mitad del siglo XIV, un siglo de grandes acontecimientos, como la guerra de los cien años en Francia, las guerras civiles en Castilla, la Peste Negra, las hambrunas por las malas cosechas… y, por otra parte, las manifestaciones de un nuevo modo de producción: el capitalismo.

El mester de clerecía es un movimiento cultural que se produce en toda Europa a partir del siglo XII que trata armas ideológicamente a los clérigos con unos conocimientos necesarios en su labor pastoral, conocimientos de los que carecían. Son propios de este movimiento El libro de Alexandre, El Libro de Apolonio, el Poema de Fernán González, el Libro de miseria de omne, etc.

La “Miseria de Omne” habla de las funciones doctrinales y morales de los clérigos, cargado de pesimismo al advertir de los pecados capitales y la miseria humana, con el desprecio del mundo y sus riquezas, ensalzando la vida religiosa y virtuosa. Este desprecio de lo material es no sólo una crítica a los desmanes de los señores feudales sino también a las formas incipientes de capitalismo y al enriquecimiento que supone. Además, recoge un conjuro contra la gota y explica las ventajas de la práctica del ayuno. Está escrito en romance castellano, con rasgos leoneses y aragoneses.




RUTA DE LA EXPORTACIÓN DE LA LANA A INGLATERRA Y HOLANDA. La economía de los siglos VIII a XI se basaba en el trigo y la oveja. La necesidad de expansión hacia el sur viene dada para garantizar los caminos y pastos del ganado (asturianos, leoneses y castellanos) y facilitar que llegara más población a la zona.

La repoblación de los primeros momentos se vio favorecida por los cristianos que venían de las zonas musulmanas. Se instalaban en precario, en cuevas y construyendo santuarios rupestres, ya que las cuevas, al estar excavadas en roca, no podía ser destruidas o quemadas por las razzias musulmanas. En el siglo X la densidad de población llegaba a ser bastante importante, a juzgar por el número de asentamientos y ermitas. Las influencias artísticas en las iglesias recogen elementos musulmanes, asturianos y carolingios, aunque apenas quedan restos de esta etapa.

El Camino de Santiago impulsó la economía de estas tierras con sus incesantes peregrinaciones, y trajo los nuevos aires culturales del románico, con sus artistas, profesionales y religiosos de más allá de los Pirineos.

En el siglo XII comienza a hacerse valer la burguesía castellana, ya que Castilla era un gran exportador de lana a través de los puertos de Cantabria y País Vasco con destino a Inglaterra y Holanda. Se abrió una época de bonanza económica.

En el siglo XIII los monjes benedictinos abandonaron el monasterio y con ello se abrió un periodo de decadencia. Se desconoce el motivo, pero se cree que, lo mismo que sucedió en otros centros de Cantabria, al desplazarse la Reconquista más al sur los monjes prefieren trasladarse a las nuevas tierras tomadas a los árabes para repoblarlas y cristianizarlas. La nueva orden que pasa a regir la iglesia de San Martín, ahora convertida en Colegiata, es  de la de los Canónigos Agustinos Regulares.


DECADENCIA A PARTIR DEL SIGLO XIV. En el siglo XIV la Peste Negra provocó un notable descenso de población y una crisis económica que duraría hasta el siglo XV.

En el siglo XVI, San Martín de Elines pertenecía al marqués de Aguilar, Juan Fernández Manrique, que fue embajador en la Santa Sede y virrey de Catalunya. En 1541 este personaje empobreció San Martín de Elines y otras congregaciones religiosas para beneficiar a San Miguel de Aguilar de Campoo. El papa Paulo III suprimió  la colegiata (lo mismo sucedió en otros centros) y cedió este título al templo mencionado de Aguilar de Campoo. Finalmente, por estas fechas la zona pierde definitivamente su relevancia económica, ya que el eje comercial que acababa en los puertos cántabros fue sustituido por el de Barcelona-Génova.