Románico y gótico de la costa de Cantabria
Santoña, iglesia de Santa María del Puerto
Un poco de Historia |
Según la leyenda, este monasterio lo fundó el apóstol Santiago
La presencia humana se constata ya desde la Prehistoria, hace unos 10.000 años en varias cuevas del monte Bucero, donde se encontraron útiles de pesca de la época.
La huella de los romanos se deja ver en numerosos restos encontrados alrededor de la iglesia de Santa María (cerámica, monedas…). Seguramente Santoña era el Portus Victoriae Juliobrigensium y por ello la localidad fue conocida simplemente como “Portus” o “Porto” hasta finales de la Edad Media.
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La leyenda cuenta que la iglesia sería fundada por Santiago Apóstol en su visita a España en el año 37 con la categoría de catedral y con san Arcadio como obispo. |
Los orígenes de esta iglesia -como parte del Monasterio de Santa María de Frates de Porto.- se remontan al siglo VIII, a los inicios de la repoblación de estas comarcas, de la que surgiría la localidad de Santoña. Es posible que en este lugar se levantara una iglesia visigoda, ya que se conocen (con mayor o menor rigor histórico) los nombres de varios abades en el siglo VI. En el 811 se habla del obispo Quintila o Suintila, que era obispo de Julióbriga y había fundado varios monasterios en la Trasmiera. En este sentido, aún podemos contemplar algunas tumbas altomedievales de la necrópolis que se ubicaba en las inmediaciones del templo; Madoz habla de “los restos mortales de los primeros duques de Cantabria, aunque de sus sepulcros no se advierten vestigios.”
Un documento del 836 ya cuenta de la existencia de un monasterio; uno de los testigos firma como “Ego Zeziuus abbas de Port et presbiter testis”. En el 863 otro documento del Cartulario de Santa María del Puerto está firmado por el obispo Antonio y el abad Flavio. La rebelión de Nepociano tuvo apoyos en Santoña en el noble Rebelio; Nepociano había intentado hacerse con el trono de Asturias en el siglo IX, pero fue derrotado.
La leyenda entra en el terreno de lo fantástico: la iglesia sería fundada por Santiago Apóstol en su visita a España en el año 37 con la categoría de catedral y con san Arcadio como obispo. Otra leyenda habla de que en el 301 san Ananías y otros compañeros fueron martirizados y arrojados al mar y de ahí vendría el nombre de Santoña, por corrupción de “Santo Ananías”.
Los vikingos destruyeron el monasterio
En el siglo X el monasterio se abandonó y se volvió a ocupar en el siglo siguiente, disponiendo de un importante patrimonio en las tierras circundantes. El motivo del abandono pudo ser su destrucción por una invasión vikinga en el 968, como cuenta Madoz: “De dicho modo, y habiendo sido después abades Manolo y Montano, se hallaba la igl. de Santoña, hasta que esta c[iudad] populosa quedó asolada por los normandos que en el año 968 la invadieron y saquearon, dando muerte a sus moradores que pelearon con denuedo, siguiendo así por las demas marinas de Cantabria, Asturias y Galicia, hasta que el año 976 fueron acometidos en Rivadeo, quemadas sus naves y muerto su capitán Gunderedo con toda su gente.”
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En el siglo X el monasterio se abandonó debido a su destrucción por una invasión vikinga en el 968, según Madoz |
En el siglo XIII se construyó la iglesia actual. La historia se cuenta en el documento llamado Fuero de Santoña, de mediados del siglo XI, un documento que nos habla de las franquicias que el rey navarro García III de Pamplona otorgó a Santoña: cuando el abad Paterno, procedente de Aragón o Catalunya, quiso restaurar el monasterio abandonado se encontró con la oposición de los nobles de la zona, reticentes a que el monasterio recobrase su antiguo patrimonio y bienes, ya que se habían quedado con sus propiedades; estos señores lograron expulsar a Paterno, quien pidió la ayuda del rey. García III confirmó a Parterno en su cargo y ordenó que todos los bienes del monasterio le fueran restituidos; nadie podía pastar en los campos del monasterio sin permiso del abad, bajo pena de muerte. También concedió a Paterno un poder judicial: “si cualquier homicida, extranjero, pupilo o pobre se acogiese a la iglesia de Santa María de Puerto y a su jurisdicción, ninguno se atreverá a ir en seguimiento suyo para prenderle o sacarle, sin mandato expreso del abad, sino que este mismo sea el juez, tomando para ello asesores con cuyo consejo dé sentencia con arreglo a las leyes”. Toda una serie de reyes posteriores, hasta llegar a Felipe IV (siglo XVII), confirmaron estos privilegios. El fondo del conflicto entre Paterno y los nobles está en la oposición de una parte importante de la nobleza cántabra a depender del reino de Pamplona y a los intentos del monarca pamplonés de colocar a personas de su confianza (Paterno) en lugares clave.
En 1052 García III ordenó que el monasterio pasase a depender del de Najéra, lo que durará pocos años, pues la Trasmiera pasó a depender de Castilla y abandonó su supeditación a Pamplona.
En tiempo de la reina Urraca de León, hacia 1117, el monasterio volvió a la jurisdicción del del Nájera. En 1190 el prior del monasterio riojano concedió al cenobio de Santoña las primicias de pescado, exceptuando las de ballera, haciéndose eco de la extrema pobreza en que vivían los monjes de Santa María: “compaciens penurie clericorum pauperum de Portu.”
En el siglo XVI, ya con el monasterio con varias centurias en decadencia, Santoña pasó a ser villa real dentro de la Merindad de Trasmiera, y a su vez -con los Reyes Católicos- dentro del Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa. El monasterio pasó a ser una simple parroquia. Tras un periodo bajo la protección del duque de Lerma, en el que se produjeron grandes pleitos con la vecina Laredo, la localidad volvió a ser de nuevo de jurisdicción real.
Punto de defensa del Cantábrico a partir del siglo XVII
A partir del siglo XVII Santoña fue un punto importante en la defensa militar del Cantábrico. Sendos cañones en el Buciero y una buena fortificación la protegían de los ataques por mar. Tropas francesas asediaron Santoña en tres ocasiones en los siglos XVII y XVIII (obispo de Burdeos, guerras de Sucesión y de la Independencia), provocando grandes incendios y destrucciones.
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Cartel informativo que habla de Santoña como punto de defensa militar. |
Madoz (1845-1850) nos habla de cinco fuertes y tres baterías. Describe la localidad de la manera siguiente: “Conócese vulgarmente esta villa por el nombre de Puerto, que tuvo de tiempo inmemorial y que se conserva, con especialidad en la denominación de la milagrosa imagen de María Santísima, venerada en la iglesia parroquial titulándosela Virgen de Puerto. Fue ciudad populosa en lo antiguo, con silla episcopal, y hoy una de las mejores y más deliciosas villas que conocen las marinas cantábricas, por la fertilidad de su suelo y abundancia de esquisitos pescados. Sus armas, de que se ve un magnífico escudo cimerado de corona real en el frontispicio de la casa consistorial, consisten en un navío que entra en el puerto rompiendo la cadena que sostenida desde un castillo, le atravesaba”.
En el siglo XX Santoña fue perdiendo su carácter militar y recuperando su perfil de puerto pesquero.