Románico de Benavente y Tierra de Campos, Zamora


Monasterio de Moreruela. 

Un poco de Historia



Un primer monasterio del siglo X que destruyó Almanzor


Una primera referencia escrita del Monasterio de Moreruela la tenemos en el siglo X, en el Codex Biblicus Legionensis de la catedral de León, en tiempos de Alfonso III el Magno: “Construxit ibidem cenobium nomine Morerola ubi congregavit ducentos fere monachos” (construyó el cenobio de nombre Morerola en el que se congregaron doscientos monjes). Este monasterio se ubicaría en Moreruela de Suso, cerca de su emplazamiento actual, adonde se desplazaría a finales de este siglo tras ser arrasado en las campañas de Almanzor. El fundador sería san Froilán, que más adelante llegaría a ser obispo de León.

Maqueta del monasterio. El fundador sería san Froilán, que más adelante llegaría a ser obispo de León.


En 1038, un documento se refiere al “monasterium Morairola”. Otro documento de 1042 habla de una serie de un grupo de villas que en muerte del usufructuario han de pasar al monasterio de Santiago de Moreruela. 

Cartel informativo: “No fue casual la elección del lugar para levantar esta joya del arte cisterciense. El edificio se construyó junto al Arroyo de la Laguna, afluente del cercano río Esla, rodeado de campos de cereales y una extensa dehesa que proveían a los monjes que allí habitaban.

“Aunque no se sabe si fue aquí o al otro lado del Esla, Alfonso III el Magno encargó a principios del siglo X a San Froilán fundar el cenobio masculino en “Morerola” bajo la advocación de Santiago apóstol.

El edificio se construyó junto al Arroyo de la Laguna, afluente del cercano río Esla, rodeado de campos de cereales


Cartel informativo: “Según los escasos datos y documentos históricos conocidos, fue San Froilán, aconsejado por el rey Alfonso III el Magno, quien a comienzos del siglo X fundó un monasterio llamado de ‘Morerola’ en la ribera del Esla, que congregó, ya en su momento inicial, a doscientos monjes. Aún hoy se sigue debatiendo en torno a cuál pudo ser su primitiva ubicación. Sí es posible decir que, bajo la advocación de Santiago Apóstol, aquel monasterio continuó en funcionamiento, o resurgió, durante la primera mitad del siglo XI. Se extienden a partir de entonces cien años de silencio documental.”


Alfonso III el Magno


Alfonso III (852-910) reinó entre el 866 y el 910. Fue el último rey asturiano o el primero del Reino de León, ciudad que ostentaría a partir de entonces la capitalidad. Hizo frente a rebeliones nobiliarias, incluso de su propio hijo. Al final, tuvo que abdicar dividiendo el reino entre sus tres hijos.

Realizó una gran labor repobladora al norte del Duero, pese a que los musulmanes intentaron varias veces reconquistar la zona. Se autotitulaba como "Hispaniae imperator" o "Hispaniae rex".

También destaca su labor cultural, promoviendo las “Crónicas de Alfonso III”, donde se relata la historia del Reino de Asturias como continuidad del pasado visigodo, afirmando así la legitimidad de su reinado y de su lucha contra los musulmanes.





El monasterio benedictino, de los más importantes de Castilla


Cartel informativo: “A los ojos de la norma cisterciense, Moreruela cumplía los requisitos de enclavarse en un lugar apartado, con espacios interiores cerrados, de clausura, se apenas decoración que distrajera el rezo y la meditación de los monjes. Articulados en torno a la iglesia, los espacios del monasterio reflejaron en u arquitectura la división en estamentos de la sociedad feudal, destinando estancias diferentes para los monjes de coro (religiosos de origen noble y con cierto nivel de estudios) y los conversos (hermanos laicos de origen burgués o campesinos, iletrados, dedicados a labores agrícolas o ganaderas y otras tareas económicas), Los primeros ocupaban la zona de clausura, mientras que los conversos se emplazaban en el costado occidental, sin llegar a mezclarse con los monjes de  coro en ningún espacio del monasterio”.

Planos originales, grabados en la pared del monasterio 


El monasterio fue fundado, en su forma actual, en 1158, tras el abandono del cenobio anterior a causa de las razzias de Almanzor. Hasta hace unas décadas se creía en un fundación unos años anterior, lo que lo convertía en el primer cenobio cisterciense de España, hecho que ha quedado desmentido y de esta forma Moreruela ha quedado como el tercer monasterio cisterciense construido en nuestro país. Se trataba, como es el caso de los numerosos monasterios que se fundaron en el norte de Zamora, de favorecer la repoblación de estas tierras tras la muerte de Almanzor. Al propio tiempo, la construcción de un cenobio en este lugar reforzaba la presencia de la monarquía leonesa en la zona, que estaba muy cerca de la frontera con el recién nacido reino de Portugal. La ubicación de Moreruela destacaba, además, por su proximidad a la Vía de la Plata, antigua calzada romana que comunicaba Mérida con Astorga y que fue utilizada por los peregrinos del Camino de Santiago, con lo que Moreruela se beneficiaba de las corrientes económicas y culturales que la ruta jacobea aportaba.


Almanzor, azote de los reinos cristianos peninsulares


Tropas de Almanzor, representadas en las Cantigas de Santa María


Almanzor (939-1002) fue el gobernador de facto del califato de Córdoba a cuya cabeza teórica se hallaba Hisham II. Paralizó el avance de los reinos cristianos peninsulares hacia el sur realizando 56 campañas militares o aceifas contra estos. También atacó el norte de África, para asegurarse el grano de sus campos y la hegemonía en el comercio del Mediterráneo occidental.

Llegó a ser el gobernante más poderoso de la Península Ibérica y norte de África. Tuvo que hacer frente a muchos problemas internos, ya que el califato se debatía en una profunda crisis. A su muerte, el califato ya no aguantó más y estalló en los reinos de taifas.



En las proximidades tenemos el complejo lacustre de Villafáfila, de una gran importancia económica, pues producía sal (elemento fundamental para la conservación de los alimentos en la Edad Media y siglos posteriores), como así queda explicado en el documento de 1492 que mencionamos más arriba. Las ferrerías de Figueruela también desarrollaron una actividad minera importante y eran propiedad del monasterio; los monjes de Moreruela explotaron minas de hierro en el noroeste de Zamora y en Portugal, a la vez que construyeron una red de molinos harineros en los ríos de la zona. Los monjes de Moreruela introdujeron en esta comarca el cultivo de la vid a gran escala. También estaba cerca del cenobio de Moreruela el castillo de Castrotorafe, que fue un importante centro militar medieval.

El patronazgo inicial del monasterio se constituyó en 1143 para los herederos de Ponce Giraldo de Cabrera, Príncipe de Zamora, como una cesión de Alfonso VII de León a un noble de su total confianza, que le había prestado grandes servicios. A partir de esta momento comienza la construcción del monasterio actual y la entrada en el mismo de la orden benedictina, lo que hace que en 1162 tome el nombre de Santa María. El abad Gualterio, de origen francés, fue uno de los primeros abades de la Moreruela bajo la orden de San Benito.

Cabra, en referencia a la familia Cabrera. El patronazgo inicial del monasterio se constituyó en 1143 para los herederos de Ponce Giraldo de Cabrera.


Cartel informativo: “En 1143 Alfonso VII el Emperador concede al noble Ponce de Cabrera la villa de Moreruela de Frades y un extenso territorio para apoyar la construcción de un monasterio, primero benedictino y, más tarde, entre 1158 y 1162, cisterciense, cambiando su denominación por la de Santa María.”

Cartel informativo: “En 1143, el conde Ponce de cabrera recibe del emperador Alfonso VII la despoblada villa de Moreruela de Frades con el encargo de que sobre ella mande levantar un monasterio. Apenas dos décadas después, este monasterio abraza la novedosa regla cisterciense y pasa a estar consagrado a Santa María. Se convertirá en una de las dos abadías más poderosas de la Edad Media en España, alcanzado su esplendor en el siglo XIII, con 40 monjes y otros tantos conversos habitándolo en ese momento.“

El monasterio alcanzó un poder económico considerable hasta que en el siglo XIII comenzó su decadencia. Tuvo grandes posesiones de tierras y llegó a rivalizar con el de Sahagún, en León, quizá el más poderoso del reino leonés. Moreruela era la casa benedictina más potente de la Península a mediados del siglo XIII, detrás de Alcobaça y Poblet. Como un ejemplo entre muchos, un documento de 1204 relata cómo el conde Fernando Fernández y su mujer Estefanía donan al monasterio tierras, minas, ganado y dinero. 


Moreruela era la casa benedictina más potente de la Península a mediados del siglo XIII, detrás de Alcobaça y Poblet. (foto: cartel informativo)


Cartel informativo: “Su máximo apogeo llega durante el siglo XIII, gracias a  donaciones reales, de nobles y campesinos, y a la propia iniciativa del monasterio. Sus posesiones se localizaban mayoritariamente en la actual provincia de Zamora y mantenía una economía diversificada: campos de cereal, viñas, ganadería, explotaciones mineras, salinas de La Lampreana, aceñas, derechos sobre villas… Habitaban el monasterio entonces unos cuarenta monjes y otros tanto conversos.”

El número de monjes de unos 40, acompañados de todo un séquito de criados y gentes que cuidaban el ganado y cultivaban las tierras. A pesar de no lograr una repoblación suficiente del norte de Zamora, el monasterio de Moreruela se mantuvo en pie gracias a su gran poderío económico; otros monasterios de la zona no sobrevivieron al no lograr el objetivo para el que fueron fundados.


La Orden del Císter


Cartel informativo de Moreruela: “En 1075, buscando regresar a los preceptos originales de oración, trabajo y acogida de peregrinos que transmitía la Regla de San Benito, Roberto de Molesmes abandona la relajada orden cluniacense para fundar un nuevo monasterio bajo una nueva orden, la del Císter.


Los fundadores de la Orden del Císter, entre ellos Roberto de Molesmes


Tras su reconocimiento por el papa Calixto II en 1119, el Císter consiguió un gran poder dentro y fuera de la Iglesia Católica gracias al apoyo de reyes y nobles. A finales de la Edad Media, la orden de los monjes blancos (conocidos así por su hábito) contaba ya con 700 abadías repartidas por toda Europa”.



Cartel informativo: “Poder económico y social. Las donaciones de reyes, nobles y fieles, así como las compras, recaudaciones y trueques que realizaban los propios monjes, convirtieron a Santa María de Moreruela desde sus orígenes en un importante centro de poder, no sólo religioso, sino además económico y social.

“En el siglo XIII, momento de mayor esplendor del monasterio, sus posesiones llegaban a tierras salmantinas y portuguesas, extendiéndose por más de 50 localidades. Contaba con campos de cereal viñas, una extensa ganadería, explotaciones mineras en la Sierra de la Culebra y salinas en las lagunas de Villafáfila, aceñas y molinos, piscifactorías, derechos sobre villas, casas en las ciudades… En este sentido, fue crucial su labor para modernizar la agricultura de la región, por medio de la expansión del viñedo, mejorando las técnicas de riego y desecación de zonas pantanosas, afianzando la explotación del hierro, etc. Su amplia cabaña ganadera, los diezmos y rentas, o los pagos por el servicio de botica que ofrecía al pueblo de Granja de Moreruela y limítrofes completaban las amplias fuentes de ingresos del monasterio.

Exterior de la iglesia. En el siglo XIII, momento de mayor esplendor del monasterio, sus posesiones llegaban a tierras salmantinas y portuguesas, extendiéndose por más de 50 localidades.


“La incorporación de los monjes cistercienses al trabajo intelectual, relativamente tardía, permitió la producción de una importante cantidad de manuscritos. De entre sus muros salieron destacados estudiosos como Fray Benito de Alarcón (teólogo y jurista), Fray Juan López (teólogo y filólogo) u otros muchos que se formaron en los colegios que el Císter gestionaba en lugares como Salamanca y Alcalá de Henares. Su pujanza e influencia llevó a la construcción de otros cenobios filiales de Moreruela. Los más notables fueron dos masculinos, el leonés de Nogales y el lusitano de Aguiar, y uno femenino, el zamorano de Santa Columba de las Monjas”.

Cartel informativo: “Las granjas cistercienses. Las granjas eran la base de explotación de recursos. El propio pueblo de Granja de Moreruela fue la más importante de las 24 que formaban parte del monasterio. Alrededor de un patio cuadrado se repartían cuadras, bodegas, graneros, capilla, dormitorios, etc. Eran trabajadas por campesinos o monjes conversos bajo el control de un maestre, encargado de gestionar la granja y saldar cuentas con el cirellero del monasterio, que realizaba visitas frecuentes a cada granja. Por este motivo,, era obligatorio que no se encontraran a más de una jornada a caballo de distancia del monasterio.”

Sello del abad (foto: cartel informativo)


Cartel informativo: “El abad, señor feudal. Quienes sembraron las tierras de labor o los viñedos, utilizaran los pastos o vivieran en las casas propiedad del monasterio debían pagar anual y cumplidamente las rentas impuestas por el abad. Asimismo, en aquellos casos en los que, en Granja de Moreruela, la parroquia fuera propiedad del monasterio, también se debía pagar el diezmo: una décima parte de la cosecha. El abad actuaba como un verdadero señor feudal, por lo que mientras el poder económico del monasterio crecía, también se multiplicaba los pleitos de villas y otros monasterios afectados por las propiedades y exigencias de Moreruela. Estas disputas se mantuvieron durante sus casi siete siglos de existencia”.



Decadencia en los siglos XIV y XV, resurgir a partir del siglo XVI


Cartel informativo: “Tras el impulso y las donaciones iniciales, con el paso de los años, las normas se van relajando y los siglos XIV y XV serán de crisis, perdiendo el monasterio parte de sus posesiones e influencia.”

Después de la crisis de los siglos XIV y XV (crisis económica, Peste Negra, crisis política y guerras civiles en Castilla), la recuperación vino a partir del siglo XVI. A pesar de todo, se tuvieron que vender muchas propiedades y se entró en muchas ocasiones en conflicto con los vecinos y con otros monasterios de la zona, entre otras cosas por la propiedad de terrenos que servían de pasto para el ganado. A pesar de todo, en el siglo XVIII Moreruela mantenía aún 5.000 cabezas de ganado  ovino e ingresaba unas rentas anuales de 120.000 reales. En estos momentos, el número de monjes estaría entre 20 y 30. Un documento de 1660 nos cuenta que la comunidad de monjes estaba compuesta "dentro y fuera de su casa, por treinta y cuatro monjes y cerca de sesenta criados, así mismo tiene cada año muchos huéspedes religiosos que pasan de Galicia a Castilla de nuestra orden y de San Francisco, y otros seglares por estar en desierto y camino real".

Restos de la entrada a la iglesia, en la actualidad. Después de la crisis de los siglos XIV y XV (crisis económica, Peste Negra, crisis política y guerras civiles en Castilla), la recuperación vino a partir del siglo XVI.


Cartel informativo: “Después de superada la crisis de los siglos XIV y XV, y ya adscrito a la Congregación de la Regular Observancia de Castilla desde 1494, durante los siglos XVI a XVIII el monasterio vuelve a recuperar parte de su esplendor, manteniéndose una comunidad de 20-30 monjes y otros tantos criados hasta principios del siglo XIX. “

A finales del siglo XVIII se creó una nueva hospedería y un nuevo claustro, dentro de un plan de obras de reforma y restauración de edificios, que se hallaban bastante deteriorados.

Cartel informativo: “Con el paso de los siglos, el monasterio se fue adaptando a los nuevos usos y condiciones. Las frías y húmedas estancias de la planta baja se fueron abandonando en favor de la planta superior. En el caso de los dormitorios de los monjes de coro, por ejemplo, se adaptaron a celdas individuales. Esta fase de ampliaciones del monasterio, desarrollada principalmente en el siglo XVII, es indicativa de un nuevo periodo de esplendor vivido por Moreruela.

“La iglesia y el claustro sufren importantes reformas. De la iglesia se modifican el coro alto y naves laterales, se construye una nueva espadaña y se plantan las bóvedas de la capilla mayor, mientras que en el claustro se crean nuevos espacio -bodega, almacén, calefactorio, nueva sala capitular, librería, etc.- para cubrir las nuevas necesidades.”



Ruina total a partir de la Desamortización de 1835 y recuperación en la Democracia actual


Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), se produjo una primera exclaustración en 1809 por orden de José I Bonaparte, como en otros centros religiosos, quedando todos ellos como patrimonio del Estado; el monasterio quedó muy afectado por la presencia de las tropas francesas y también de tropas nacionales. 

Las leyes de amortización de 1835 acabaron con la vida monástica de la docena de monjes y las 400 ovejas que quedaban. A partir de este momento, todo el conjunto monástico entra en una situación de ruina debido al abandono y la rapiña de los saqueadores; muchas casas de los pueblos de la zona están hechas con piedra sacada del monasterio. Hacia 1880 ya se habían hundido las bóvedas de la nave central de la iglesia.

El edificio de la cilla, en la actualidad. Las leyes de amortización de 1835 acabaron con la vida monástica de la docena de monjes y las 400 ovejas que quedaban.


Cartel informativo: “Tras la salida de los últimos monjes en 1835, el monasterio cayó en el olvido. En apenas 50 años el monasterio estaba prácticamente derruido, a que su nuevo propietario vendió las piedras para material de construcción. Para la construcción de la iglesia de Granja de Moreruela, por ejemplo,, se usaron piedras provenientes del monasterio. El ilustre arqueólogo Gómez-Moreno describía así las ruinas tras su visita recién comenzado el siglo XX: “… la barbarie de unos y la incultura ilustrada de otros han hecho irreparable el estrago que consumirá quizás el edificio, y sobre todo su parte más notable: la iglesia”.

Cartel informativo: “Haciendo cierto este vaticinio, el expolio no cesó, y en las primeras décadas del siglo XX llegaron saqueadores que por encargo de arquitectos norteamericanos se llevaron el vestíbulo y las bóvedas de la capilla.. Sus estancias en pie se convirtieron en cuadras y establos. Ni siquiera su declaración en 1931 como Monumento Histórico Artístico pudo parar el deterioro.”

En efecto, en 1931 el gobierno provisional de la II República declaró el monasterio como Monumento Histórico Artístico. En tiempos recientes, en época democrática, se han recuperado propiedades que habían sido vendidas y todo el conjunto ha quedado bajo la protección de la Junta de Castilla y León. Se han realizado algunas obras de limpieza y mejora a finales del siglo XX y durante los últimos años.